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Clamor unánime en la Diada por una mejor financiación

Zapatero promete para Cataluña el mejor modelo de su historia

"Cataluña tiene que mejorar su financiación". Hasta el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se sumó ayer, Diada Nacional de Cataluña, al clamor unánime que en Cataluña ha conseguido aunar a partidos políticos, ayuntamientos y sindicatos en favor de un nuevo sistema de financiación autonómico que no discrimine las comunidades que más aportan a la solidaridad interterritorial.

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El frente común se limitó a ese objetivo, a la mejora de un modelo en proceso de negociación. A partir de ahí, cada partido puso el acento allí donde puede obtener más réditos políticos. Pero todos fueron a una, bajo el llamamiento del presidente de la Generalitat, José Montilla, que ayer tampoco se cansó de reclamar una unidad política cuya duración se sabe incierta.

Primero en una entrevista en la Cadena SER y después en unas declaraciones tras el acto institucional en el parque de la Ciutadella -menos concurrido y más sobrio que en ediciones anteriores-, el presidente catalán hizo gala de su habitual templanza y pragmatismo. Admitió que las negociaciones sobre la financiación no han llegado en el mejor momento a causa de una crisis económica que obliga a las administraciones a apretarse el cinturón, pero sostuvo que esa coyuntura no debe resultar un obstáculo.

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Montilla se mostró prudente, midiendo cada una de sus palabras para no entorpecer un diálogo que precisa grandes dosis de discreción. Quizá por ello se limitó a reclamar que la financiación catalana nunca se sitúe por debajo de la media española, una cuestión que la víspera, en el debate en el Congreso sobre la crisis económica, José Luis Rodríguez Zapatero ya dio por superada.

A Convergència i Unió las palabras de Montilla le sonaron a claudicación y a un calculado acercamiento a los postulados del PSOE. La federación nacionalista todavía no ha recibido una respuesta por parte del consejero Antoni Castells a su documento sobre financiación, lo que levanta sospechas entre las filas del convergente Artur Mas. Éste prometió ayer que se mantendría en la senda de la unidad pero a cambio de que el tripartito garantizara "firmeza", tuviera los "objetivos claros" y consiguiera "resultados tangibles".

Zapatero no pudo librarse de este controvertido asunto ni en una conferencia de prensa con el mandatario costarricense, Óscar Arias. "Cataluña", proclamó, "va a disponer del mejor sistema de financiación autonómica que ha tenido nunca, al igual que hoy dispone de la mayor inversión en infraestructuras que haya tenido nunca en el periodo democrático".

El hecho de que Cataluña debe mejorar sus recursos no lo cuestionó ayer ni el Partido Popular. Su presidenta regional, Alicia Sánchez-Camacho, retó a Zapatero a superar el modelo suscrito por PP y CiU en 2001. Más contundentes y prospectivos se expresaron el republicano Joan Puigcercós y Joan Saura, de Iniciativa per Catalunya. El primero vaticinó un "colapso político, institucional y social en Cataluña por culpa de las decisiones que se toman en Madrid" y el segundo alertó de una "crisis política" con el Gobierno central si éste no cumple el Estatuto en materia de financiación.

La Diada de Cataluña, la quinta con Gobierno de izquierdas, se desarrolló sin apenas incidentes. Acaso algún enfrentamiento entre jóvenes independentistas radicales de distintos grupos, quema de alguna bandera y los ya habituales abucheos a las representaciones políticas en las ofrendas a Rafael Casanova. Fueron más intensas contra el PP y el Real Club Deportivo Espanyol, pero todos tuvieron su dosis de silbidos, incluido el Barça, el PSC, ERC, CiU e ICV.

El acto institucional se desarrolló en la Ciutadella ante unas 12.000 personas, según la organización. Pero el buen tiempo y el puente festivo invitaron a muchos catalanes a otra forma de celebración de la Diada Nacional.

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