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Reportaje:MUCHA CALLE

La brújula luminosa

La ciudad, vista desde el anuncio de Schweppes en la plaza de Callao

Desde el anuncio luminoso de Schweppes, ese que da a la plaza de Callao, en la esquina del hotel Vincci Capitol, se ve a la gente salir del hormiguero, muy seguros ellos de hacia dónde van.

Las luces de neón del anuncio son ya un clásico de la capital, como el oso y el madroño, el reloj de la Puerta del Sol y los callos a la madrileña. Llevan allí desde 1972, iluminando su parte de Gran Vía. Si quitaran el luminoso, las hormigas se perderían al salir de la boca del metro, así que el Ayuntamiento ha decidido indultarlo y no aplicar la ordenanza municipal que prohibirá la colocación de este tipo de anuncios en el centro de la ciudad.

En Callao, las hormigas siempre están de paso. Pero hay algunas que, como el anuncio, llevan allí mucho tiempo. Ana María Gallo, la del quiosco, tiene 43 años y entre ella, su abuela y su padre llevan 100 años vendiendo periódicos en la plaza. Así que es lógico que se sienta parte del complejo proceso que hace que una matanza en Bombay acabe en sus manos mientras usted se toma un café en la barra de un bar. "Estar aquí es ver las últimas noticias en vivo", dice Ana María. "Cada vez que pasa una comitiva con alguien importante, los atascos, los carteristas... lo vemos en directo antes de que los medios se hayan enterado". Como Ana María se siente parte de ese engranaje y lee la prensa, su visión de lo que está pasando en las redacciones de los periódicos es bastante pesimista. "Cien años aquí y no sé si yo duraré muchos más. La gente ya no valora las noticias. Se gastan 1,50 en un muñeco que saca los ojos si lo aprietas y luego protestan porque vuestro periódico sube 10 céntimos", se queja la mujer.

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La Ordenanza de Publicidad 'salva' a los hombres anuncio

Pedro también está encallao. Es un parado que siempre anda por la zona, cerca del quiosco, acompañado de Laura y Lidia, dos perras revoltosas y de cara noble. "Sí, nobles cuando duermen", dice Pedro. El hombre se pasa los días buscando algo que hacer para ganarse la vida. Suele repartir propaganda, pero los municipales le persiguen cada vez más, sobre todo después de la ordenanza que regula la publicidad exterior, la misma de la que se ha salvado Schweppes.

De los otros que están siempre en la zona cabe destacar a los de las castañas, pero éstos se instalan allí sólo a partir del 1 de noviembre, según otra ordenanza del Ayuntamiento que cita el vendedor. A los de las castañas, como es lógico, el anuncio de Schweppes les trae sin cuidado, pero no a la mayoría de los turistas que utilizan la plaza de Callao para quedar con otros visitantes. Han visto el anuncio en postales, en la televisión y en la película de Álex de la Iglesia El día de la bestia, que fue la que encendió para siempre esas luces en la imagen de Madrid.

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Desde dentro, tras la ventana de una de las habitaciones más lujosas del hotel Vincci Capitol, los barrotes de neón del anuncio parecen demasiado raquíticos para ser un icono de la capital. La más cara de esas habitaciones cuesta unos 400 euros, tiene jacuzzi y una terraza desde la que se ve la sierra, la Casa de Campo y la Puerta del Sol. La noche del 31 de diciembre saldrá por 1.500 euros, un precio alto para seleccionar a las dos hormigas que entrarán en el año desde el interior de un símbolo, con mil ojos mirando hacia su ventana para no perderse en Madrid.

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El anuncio luminoso que corona el edificio del hotel Vincci Capitol, en la plaza de Callao.
El anuncio luminoso que corona el edificio del hotel Vincci Capitol, en la plaza de Callao.ÁLVARO GARCÍA

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