"Soy un enfermo, un adicto"
La cita es en un bar, ante un Trinaranjus. Alberto (nombre ficticio), 33 años, viste a la última: zapatillas Puma, chaqueta Nike. Es mecánico industrial, paciente de Carlos Dulanto, especialista en adicciones, y cuenta su historia mientras fuma.
"Probé la coca a los 24 años en una fiesta de Nochevieja. Muy pronto empecé a consumir solo. Me encerraba en mi cuarto a ver pelis porno, beber y meterme rayas. Enseguida perdí el control. Era tomarme una cerveza y tener apetencia. Tenía rachas. Podía tirarme dos semanas sin probarla, pero si empezaba no tenía fin. Un gramo, otro y otro. Llamaba a los camellos a cualquier hora. Un día toqué fondo. De pronto sentí que alguien quería matarme. Salí de casa y me escondí en un supermercado. Me sacó la policía, pero yo seguía convencido".
"Cuando se me pasó, me metí otra raya. 24 gramos en dos días. A partir de aquello cambié. La coca te quita el dinero (debo 14.000 euros), las ganas de relacionarte, de hacer deporte, de todo. El 1 de octubre de 2007 fui al terapeuta y lloré como una Magdalena. Ahora sé que soy un enfermo, un adicto. Al poco de empezar la terapia me enganché a las máquinas tragaperras. Luego a ir de putas. Ahora lo controlo, aunque a veces compro por Internet cosas que no necesito. He dejado de beber y sé que no debería ver a mis amigos".
"La mayoría toma coca. Sé que es peligroso pero no quiero dejar de verles. A veces se me pasa por la cabeza, pero no voy a estropear el año que llevo así. Hago snow, he ido a Cuba... Tengo alegría, estoy en un momento genial. Me gusta mi vida. Pero no bajo la guardia".