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Los falsos domicilios

El fiscal detalla en su denuncia la calculada estrategia que emplearon Víctor Bravo y Rufino Eizagirre para que la empresa catalana Glass Costa Este Salou, de la que ambos eran socios, dejara de pagar sus impuestos en la Agencia Tributaria estatal para tributar, por un importe muy inferior, ante la Hacienda guipuzcoana. Mediante varios engaños, consiguieron fijar en San Sebastián el domicilio fiscal de Glass y la residencia de sus responsables (la familia Enfedaque).

El primer paso consistió en simular la sede de Glass en un piso de la calle Loyola, y desde 2003 en otro de la Avenida de Tolosa. En esta última tiene su sede Alt Norte (Cialt Asesores desde enero de este año), un bufete donde están domiciliadas unas 81 sociedades, entre las que figuran empresas administradas por Bravo y Eizagirre. En esas direcciones Glass no tenía ninguna dependencia, ni empleados, ni directivos, ni contabilidad. En 2008 trasladó el domicilio fiscal a una dirección de Camino de Portuetxe donde tampoco tenía ninguna actividad.

Paralelamente, el matrimonio Bravo dio cobijo en sendas viviendas de su propiedad a los Enfedaque, que en realidad tenían su domicilio en Cambrils (Tarragona).

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