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Reportaje:

El bombón de Palau 100

Montilla y Hereu escenifican el apoyo de las instituciones públicas al Palau de la Música con su presencia en la apertura del ciclo de conciertos

El concierto inaugural de Palau 100, el ciclo estrella de la programación musical de la Fundación Orfeó Català, se ha distinguido de todos los demás porque una cohorte de azafatas regalaba a todos los espectadores un bombón y por los lujosos coches con chófer que esperaban a la salida. Anoche, en la inauguración de la 19ª temporada de Palau 100 de la nueva etapa del emblemático auditorio modernista, seguía habiendo coches de lujo con el chófer al volante a la salida y azafatas que ofrecían bombones al final de un concierto sin sorpresas.

La única diferencia, al margen del cambio de anfitrión -Mariona Carulla, presidenta del Orfeó Català y de su fundación, en lugar del imputado Fèlix Millet-, fue la abundante e inusual presencia de autoridades políticas en el palco principal del anfiteatro. El presidente de la Generalitat, José Montilla; el presidente del Parlament, Ernest Benach; el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu; el consejero de Cultura, Joan Manuel Tresserras, y el delegado de Cultura del Consistorio barcelonés, Jordi Martí.

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Todos quisieron escenificar con su presencia en el concierto, protagonizado por la Orquesta Filarmónica de Rotterdam, su apoyo a esta etapa del auditorio modernista tras destaparse el escándalo del desvío de fondos, de hasta 10 millones de euros, del Orfeó Català y su fundación orquestado por su ex presidente Fèlix Millet y el ex director administrativo del Palau, Jordi Montull, a quienes el juez que instruye la causa ha llamado a declarar el próximo 19 de octubre.

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Mariona Carulla recibió a los políticos a la entrada del Palau, se fotografió con ellos y, junto con los patrocinadores y patronos de la fundación, les dirigió un breve parlamento de bienvenida en el que fue su primer acto público representando al Palau de la Música. "Iniciamos una nueva etapa que queremos que esté marcada por un fuerte compromiso" de la institución con "la sociedad y la cultura", dijo.

Lamentó que el Palau haya sido noticia en las últimas semanas "por motivos ajenos" a los "objetivos fundacionales". Reafirmó el compromiso de la institución con la música y con los patrocinadores. Y concluyó subrayando que "sin una gestión rigurosa nada es posible".

Por la mañana, el alcalde de Barcelona manifestó que "el Palau de la Música empieza ahora una nueva etapa cargada de esperanza". Jordi Hereu, que hizo estas declaraciones en el marco de la reunión celebrada por la Fundación Barcelona Cultura, insistió en que hace falta llegar hasta el fondo para delimitar responsabilidades y poder después reconstruir la confianza de la sociedad en la institución. Y el consejero de Cultura admitió por la noche que deben "revisarse los mecanismos de control" para que no vuelva a ocurrir lo sucedido.

¿Y el concierto? Pues bien, un concierto típico de apertura de ciclo, sin sorpresas. La Filarmónica de Rotterdam, bajo la dirección de su titular, Yannick Nézet-Séguin, acompañó en la primera parte al

polaco Piotr Anderszewski en la interpretación del Concierto para piano número 1 de Beethoven. Anderszewski hizo un Beethoven concentrado, serio, poco clásico; es decir, más con la vista puesta en el compositor adulto que llegaría a ser que en el joven recién llegado a Viena en 1792 y que poco después estrenaría su concierto.

La segunda parte del programa, con la Sinfonía número 9 , en re mayor, estuvo ocupada por las inmensidades mahlerianas. Nézet-Seguin exageró un punto los volúmenes, pero dio una lectura intensa de la obra de Gustav Mahler. Al final, acabada la sinfonía, tardó como medio minuto en bajar los brazos. El público seguía el gesto en riguroso silencio.

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