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La izquierda 'abertzale' afronta el crucial debate sobre su futuro

Pulso entre los 'políticos' y ETA sobre quién debe liderar el independentismo

Luis R. Aizpeolea

La izquierda abertzale ha abierto un vivo debate sobre su futuro en el que está en juego quién dirige el independentismo vasco: o el núcleo político o ETA. El debate, que empezó en octubre, tras la detención de sus dirigentes Arnaldo Otegi y Rafael Díez Usabiaga, culminará en enero y se produce en el momento más crucial de su historia. La izquierda abertzale atraviesa una etapa de desconcierto, tras el fracaso del último proceso de final dialogado del terrorismo, agravado por su ilegalización. Hoy sólo cuenta con presencia institucional en pocos municipios y se arriesga a desaparecer del todo en las próximas municipales.

El debate con el que pretende salir de su estancamiento, y que está teniendo una amplia participación en sus bases, está recogido en la ponencia Interpretación de la fase política y la estrategia. A través de él, pretende superar los "errores del pasado" que, en su opinión, se manifestaron en el fallido proceso de final dialogado de la violencia, la división interna y haberlo fiado todo a la negociación. De ahí surge su propuesta de "polo soberanista", para arrastrar a ETA a la vía política, con el objetivo de aglutinar al independentismo, sin el PNV, para negociar con el Gobierno.

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Eso significa, también, que aparca el único debate que el Gobierno y los partidos esperan de la izquierda abertzale: el de cómo poner fin a la violencia de ETA. De hecho, no ha introducido en el debate la ponencia Gakoa (clave en euskera), promovida por militantes veteranos, que propone abiertamente que ETA deje las armas. E incluso, en el texto que debate estas semanas ha rebajado la propuesta de su asesor internacional, el surafricano Brian Currin -participante en los procesos de paz de Irlanda del Norte y Suráfrica- más tajante contra la violencia. La expresión de "rechazo" a la violencia ha sido sustituida por una más suave como "el proceso democrático tiene que desarrollarse en ausencia total de violencia y sin injerencias".

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Los políticos abertzales reivindican la autonomía de su propuesta respecto a ETA, pero el Gobierno y los partidos están convencidos que no es así, sino que forma parte de la estrategia de ETA. Los últimos textos de la banda, algunos de cuyos extractos recoge el auto del juez Baltasar Garzón tras la detención de Otegi, plantean acumular fuerzas soberanistas, con el objetivo de conseguir negociar con el Gobierno. Es decir, la misma estrategia que Batasuna.

Los textos de ETA, incluso, explican los silencios de la actividad terrorista, como el que se produce desde el 9 de agosto. "Establecer un plazo de seis meses para observar los resultados [del proceso de Batasuna]. Cada parón [de la actividad terrorista] ha de servir para impulsar el proceso democrático en Euskal Herria".

No obstante, el debate tiene importancia en clave interna. No tanto por las intenciones de los políticos de arrastrar a ETA a la política que el Gobierno y los principales partidos califican de "utópicas". La clave es el pulso entre los políticos de la izquierda abertzale y ETA sobre quién debe liderar el independentismo, un papel que, en su historia, siempre se ha reservado la banda. Existen tensiones entre los políticos abertzales y ETA, algunas de ellas recogidas, incluso, en el auto de Garzón.

Una de las cartas intervenidas en octubre a uno de los líderes políticos, Rafael Díez Usabiaga, dice: "Hay una evolución positiva, pero sigue existiendo tendencia a creer que 'todo' es compatible, que esa reflexión y discurso puede complementarse con otras 'cosas', y eso nos podría llevar a otro atasco monumental". El "todo" y "cosas" es una referencia a la actividad terrorista de ETA y el autor muestra su preocupación de que la banda lo eche todo a perder.

Las diferencias entre los políticos y ETA también se han reflejado estos meses en su actitud ante las elecciones vascas y europeas. En las vascas, los políticos ganaron a ETA al imponer el voto nulo frente a la abstención y en las europeas impusieron la candidatura Iniciativa Internacionalista frente a la banda que quería una lista abertzale.

ETA deja claro en sus documentos que no comparte el proceso de reflexión de la izquierda abertzale. "Puede servir para debatir sobre el diseño del proceso democrático, pero ese diseño del proceso vuelve a reunir muchos puntos de vista que no son compartidos por la Organización [ETA]. Nos irrita enormemente que se siga debatiendo sobre un modelo de proceso que no es compartido por la Organización".

Y para dejar patente que no renuncia a ser vanguardia del independentismo, la banda señala: "Los diseños profundos y concretos del proceso democrático los concreta ETA y ETA con la responsabilidad de la izquierda abertzale. Todo lo demás pueden ser diseños de los procesos democráticos sin ETA, no los de ETA".

Analistas de partidos constitucionalistas, como el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, creen que el debate sobre el liderazgo del independentismo acabará empujando a la izquierda abertzale a plantear abiertamente el cese del terrorismo si se mantiene la presión del Gobierno y los partidos.

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