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Primera crisis del euro | Los planes de ayuda

Rompuy quiere centrarse en el crecimiento y el empleo

Andreu Missé

La búsqueda de soluciones urgentes para solventar la crisis financiera griega y sus efectos sobre otras economías de la zona euro acaparará completamente los debates de la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno que se reúne hoy en Bruselas. La reunión, convocada por sorpresa por el nuevo presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, se había fijado previamente como objetivo fundamental recabar ideas y propuestas sobre "como superar rápidamente en el corto plazo los desafíos vinculados a la crisis".

El ex primer ministro belga considera mucho más urgente encontrar soluciones a los problemas actuales que afrontan los ciudadanos de la UE que debatir sobre el futuro de Europa en 2020.

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Van Rompuy no quiere centrar la discusión en el horizonte de dentro de 10 años, sino en buscar soluciones para aplicar en los próximos meses.

Sin embargo, las fuertes tensiones desatadas por los mercados ante las dificultades de Grecia para hacer frente a la financiación de su deuda pública se han convertido en asunto prioritario de la UE. El Gobierno de George Papandreu, tiene necesidad de lograr financiación para los 53.000 millones de euros que precisará este año para cubrir el déficit que generará este ejercicio, 8,7%, y la refinanciación de los vencimientos de emisiones anteriores. El aspecto más inquietante es que la crisis griega tiene efectos contaminantes en otros países que también tienen el euro como moneda y que han registrado un fuerte crecimiento del déficit público, como Portugal, Irlanda y España. En consecuencia, el problema afecta ya al conjunto de la zona euro.

La UE se encuentra ante la necesidad de establecer urgentemente un mecanismo que permita evitar que un país haga default (es decir, que no pueda hacer frente a sus compromisos de pago de la deuda) sin violentar las limitaciones del Tratado. Con este objetivo, ayer mantuvieron sendas teleconferencias los ministros de Economía de la zona euro, convocados por Jean-Claude Juncker, y los gobernadores de los bancos centrales de estos países.

Para la UE se ha convertido en una cuestión de principios evitar que los países de la zona euro con dificultades financieras tengan que ser rescatados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), tal como propugnan algunos otros países que no tienen el euro como moneda y que constituyen los verdaderos enemigos de la moneda única.

Precisamente ayer, Barroso advirtió de que había países fuera de la zona euro que se encontraban en una situación más difícil que la de los países que estos días estaban sufriendo los ataques de los mercados. El presidente de la Comisión Europea manifestó que "una coordinación más fuerte de la política económica es más esencial que nunca". En este sentido, consideró "esencial trabajar juntos de manera coordinada y dirigir a nivel de la Unión Europea las políticas y el gasto".

En la reunión que se celebrará en la Biblioteca Solvay, para propiciar un debate más cercano, sin papeles y sólo con un asesor por cada mandatario, se analizará cómo reforzar la coordinación económica y las bases para un gobierno económico de la Unión. Un gobierno, en todo caso, que no se limite a los aspectos monetarios sino que afecte también a aspectos económicos y sociales, como así lo reclamaron numerosos dirigentes políticos y parlamentarios en la Eurocámara el pasado martes.

Mesa de la presidencia de la cumbre de la UE, hoy en Bruselas.
Mesa de la presidencia de la cumbre de la UE, hoy en Bruselas.REUTERS

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