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GARÍNOAIN (NAVARRA) | El estado de las cuentas públicas

Música en los bajos del Ayuntamiento

No hay dinero para arreglar las aceras más estropeadas. Ni mucho menos para instalar una escuela de música: sus 120 alumnos reciben clases repartidos por las distintas estancias municipales, incluidos los bajos del Ayuntamiento. Garínoain, un pequeño municipio navarro del valle de la Valdorba, tiene apenas 511 vecinos, una deuda de 640.000 euros y una historia económica reciente en la que, como en tantos otros casos, retumban los ecos del pinchazo del ladrillo. "Aquí pensaban que la gallina de los huevos de oro no iba a fallar, pero falló", relata el alcalde, Xabier Barrena.

Durante años, el boom inmobiliario aportó importantes ingresos. Eso se acabó. El municipio dispone de suelo urbanizable tanto para viviendas como para un polígono industrial, pero no hay ni un solo promotor con intención de construir. Y, como casi siempre, los que pagan los platos rotos son los vecinos. La deuda que asfixia el municipio impide hacer frente a servicios básicos: el Ayuntamiento se ha visto obligado a mantener los gastos de administración y poco más. "Ideas, muchas; necesidades, todas", resume el alcalde, que ha reagrupado sus deudas (una obra de reforma y, sobre todo, 230.000 euros por la ampliación del cementerio, que estaba sin pagar) en un solo crédito y ha alargado el plazo de vencimiento, como hacen las empresas o los particulares con sus hipotecas. Y usa la imaginación: se ha unido a otros cuatro pueblos para optimizar recursos y ahorrar gastos. Comparten secretario y administrativos. Y problemas financieros.

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