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El 'decretazo' del Ayuntamiento moviliza a los policías municipales

Los agentes se oponen al plan de incentivos impuesto sin negociaciónEl Ayuntamiento critica el alto grado de absentismo, 51 días por año de media

En el centro de la Puerta del Sol hay una chica en crisis. Lo dice ella. Mejor, lo escribe en el cartón en el que pide limosna mientras baila la danza del vientre, agita unos cascabeles tintineantes y se cubre el rostro con un velo. A su alrededor hay cuatro policías municipales. En realidad no le hacen mucho caso. Se fijan más en la gente que observa a la mujer contonearse. Sobre todo en aquellos con aspecto de extranjeros. Y, de vez en cuando, uno de ellos les pide la documentación mientras los otros tres siguen haciendo un corrillo sin prestar mucha atención.

Esto se llama "pedir filiaciones", que también incluye a los españoles que transitan por la vía pública. Y es una de las actividades comunes de los agentes en estos tiempos. Eso dicen ellos, al menos. Y eso es lo que se ve en Sol el viernes por la tarde y la noche. El propósito, según denuncian los sindicatos y algunos policías independientes, es engordar las estadísticas. Y es que la batalla policial tiene mucho que ver con los números. Esas denuncias no son casuales. Están íntimamente relacionadas con la negociación del convenio. Una mesa de diálogo súbitamente quebrada por el Consistorio el pasado jueves, cuando impuso unilateralmente sus condiciones. Mañana los agentes se volverán a manifestar en contra de esta decisión (de Ruiz Giménez a Génova, donde está la sede del PP).

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Los responsables de la seguridad municipal consideran privilegiadas las condiciones de trabajo de los policías. En su opinión, su retribución, que alcanza una media anual de 38.400 euros, y sus días libres (46) son mayores que los de otros cuerpos de seguridad. Desde el sindicato Unión de Policías Municipales discrepan. Para ellos no son tan envidiables. Y para ello muestran las nóminas más recientes y las comparan con las de hace años. Los sueldos no sólo no han subido, sino que han bajado. La paga de un mes de 2010 de un funcionario es de 2.414 euros netos. La de dos años antes, ligeramente superior, 2.468,59. Los conceptos que desglosan ambas son los mismos. Su propietario lo explica así: "Está todo congelado e incluso han ido quitando, aunque cantidades muy pequeñas". El sueldo base, según se aprecia en las nóminas, es minúsculo: 557 euros.

Los agentes de movilidad también se engloban en el convenio impuesto. Los coches ocupan todo el ancho de la Gran Vía y casi toda la perspectiva fijada por el pintor Antonio López. Entremedias, dos hombres con un chaleco amarillo tratan de poner orden. Pero apenas tienen tiempo para ello. Los turistas les abordan con una frecuencia abrumadora. Y les preguntan cosas. Algunas de cariz policial: "¿Dónde puedo poner una denuncia?". Pero la mayoría son de índole turística.Algunas tan peregrinas como la recomendación de un buen restaurante para comer paella. "Aquí te preguntan de todo", explican los agentes. Ellos responden de bastante buen talante. Aunque tampoco están satisfechos con el acuerdo: "El que nos hayan impuesto unas condiciones de mierda no lo tiene que pagar la gente, ¿no?", dice uno de ellos mientras el otro sonríe asintiendo.

Los pocos agentes que se ven por la calle un día festivo -ya no se apuntan esos días y los superiores tienen que recurrir a bolsas de jornadas compradas o a listas ocultas- coinciden: "Es malo". A ninguno le gusta la decisión municipal. Un decreto que afecta a los 6.800 policías municipales y a los 800 agentes de tráfico y que regula su actividad laboral y sus complementos retributivos. Un portazo a ocho meses de negociaciones. El gobierno municipal prevé el reparto de seis millones de euros en función de que los agentes mejoraran sus horas de trabajo y la efectividad. Mientras, los representantes de los trabajadores solicitaban un reparto lineal de los fondos y, sobre todo, la contratación de 1.500 agentes más, "que es lo que prometió Gallardón", insiste un sindicalista. Y todavía queda la negociación con los bomberos.

El decreto aprobado el jueves por el equipo de gobierno recoge un aumento del sueldo de los agentes en función de la productividad y de la consecución de determinados objetivos, como la reducción de la tasa de delincuencia, del número de las víctimas mortales en accidentes de tráfico o de los turistas que sufren delitos. A ello se une un plus si bajan los tiempos de respuesta y mejora el servicio, según anunciaron fuentes de la Concejalía de Seguridad.

Y esa parte, la de la productividad, es la que los agentes denuncian que se va a convertir en estadísticas enmascaradas. "A los chicos jóvenes les mandan a los parques a hacer denuncias de botellón a lo bestia, sin respetar la propia ley", filtra un veterano con 20 años de servicio. "También a cualquiera que se acerque a una prostituta, por el mero hecho de hacerlo". Y, dice, "los jóvenes tragan porque no les queda más remedio".

"Dicen que estamos muy bien y que cobramos mucho, pero no es cierto. Tenemos un trabajo de riesgo y hay que atender muchos casos que no son sólo policiales. Si nos comparamos con otras policías municipales, estamos en la media. Lo que no tiene sentido es compararnos con la Guardia Civil o con la Policía Nacional, porque dependemos de administraciones muy distintas", explica un agente que trabaja en los distritos de la periferia. La jornada laboral de un policía es de ocho horas y 193 jornadas laborales al año. Sin embargo, el absentismo es de 51 días por agente y año de media, según los datos de la Concejalía de Seguridad.

"Ese absentismo no es tan alto. No faltan tantos compañeros al trabajo como dicen los mandos. Lo que pasa es que confunden los permisos oficiales que tiene todo trabajador, como días de libranza o paternidad, con ausencia en el trabajo. Si realmente faltaran tantos el servicio no saldría adelante", añade otro agente con 15 años de servicio.

"Tenemos buenos materiales, en general, pero aún hay compañeros que siguen con un revólver de hace 30 años, que pesa mucho y que no es práctico para trabajar", destaca un mando intermedio. Al igual que los anteriores, pide no ser identificado para no tener problemas.

La capital supera la media de agentes recomendada por la Unión Europea. Ésta prevé que haya un policía cada 1.000 habitantes. En caso de Madrid, la cifra llega casi hasta 2,1.

Las quejas logísticas han aumentado exponencialmente conforme se emponzoñaba la negociación: desde cámaras que no funcionan (como en Tetuán o Carabanchel) a escáneres rotos.

El portavoz del PSOE en materias de seguridad, Óscar Iglesias, también da la razón en este punto a los policías. Se han dejado de vigilar algunas prácticas como las de botellón y las noches de los fines de semana algunas llamadas tardan hasta media hora en ser atendidas. "Se necesitan más agentes a determinadas horas y los madrileños tienen que esperar bastante para resolver sus problemas", destaca Iglesias. "La imposición del decreto tampoco va a solucionar nada, porque no ha sido fruto del diálogo. Una cosa tan delicada como la seguridad necesita medidas que partan del consenso. Y sobre todo, que los policías no hagan jornadas maratonianas y no tengan tiempo ni de descansar. No hay que buscar modelos en el que los policías trabajen muchas horas seguidas", añade el edil socialista.

La situación ha llegado a tal punto que los policías se han autoimpuesto el no poner multas mientras dure el conflicto colectivo. También han anunciado que mantendrán las movilizaciones, pero sin perjudicar a los ciudadanos.

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