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IRLANDA | El escándalo de los abusos

Permanente encubrimiento

Ninguna Iglesia en el mundo ha salido tan manchada de los escándalos de abusos sexuales a niños como la Iglesia católica de Irlanda. Emponzoñada en la polémica desde la mitad de los años noventa, la poderosa Iglesia irlandesa, que todavía desempeña un papel de primer orden en el dictado de las costumbres sociales del país, ha quedado retratada por las acusaciones de permanente encubrimiento de los sacerdotes pederastas y sus resistencias a entregarles a la policía. Como en tantos otros sitios, el traslado de los pederastas ha sido la solución para ahogar los escándalos.

Los informes publicados dan cuenta de centenares de abusos desde los años sesenta. Cuatro arzobispos han sido acusados de mantener un silencio cómplice, aunque también las autoridades políticas han sido acusadas de aceptar el encubrimiento eclesiástico. La Iglesia de Irlanda ha hecho acto de contrición, pero es el Estado el que ha pagado el 90% de las indemnizaciones a las víctimas.

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Y el primado irlandés, el cardenal Seán Brady, se ha negado a dimitir a pesar de que tres personas que sufrieron abusos le han pedido que renuncie a su cargo por su participación directa en el encubrimiento de un sacerdote pederasta en los años setenta. Brady era sacerdote y maestro de una escuela de Kilmore cuando recibió el encargo de entrevistar a dos de las víctimas. Los niños aceptaron un pacto de silencio y el caso nunca llegó a oídos de la policía.

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