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A la espera de juicio, ocho años después de la catástrofe del 'Prestige'

La mayor causa por delito ecológico jamás instruida en España, la catástrofe del Prestige, sigue sin fecha de juicio. Si no hay nuevos retrasos, debería celebrarse tras el verano, cuando se cumplirán ocho años de la marea negra que tiñó la costa desde la desembocadura del Miño hasta el Canal de la Mancha.

Es el Estado el que corre riesgo de pagar la abultada factura de daños provocados por el obsoleto petrolero de bandera de las Bahamas y armador griego dado que el principal imputado es el ex responsable de Marina Mercante José Luis López Sors.

La Audiencia Provincial de A Coruña, donde se celebrará el esperado juicio, en el que España y Francia están personados como acusación junto a decenas de afectados, enmendó a la juez instructora del caso y decidió sentar en el banquillo de los acusados al ex alto cargo por considerar que el Ministerio de Fomento cometió "un error clamoroso" en la gestión de la catástrofe al mandar alejar de las costas y en pleno temporal el viejo barco herido, un monocasco cargado con 77.000 toneladas de fuel viscoso. Este se escoró a 27,5 millas náuticas (50 kilómetros) del cabo Finisterre el 13 de noviembre de 2002. Iba hacia Asia, con escala en Gibraltar, no tenía que tocar ningún puerto español. Pero dejó un reguero de 64.000 toneladas de fuel que alcanzó las costas de España, Portugal y Francia antes de irse a pique fuera de las aguas jurisdiccionales españolas.

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Junto a López-Sors, compartirán banquillo de acusados el anciano capitán griego del petrolero, Apostolos Mangouras, y otros dos mandos del barco que llevan años en paradero desconocido.

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