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Reportaje:LIGA EUROPA | El Atlético vuelve al Olimpo

La senda del Kun

Agüero, tan revoltoso como participativo, define la única vía de ataque del Atlético

Jordi Quixano

Los centrocampistas, toque y pausa, definen por norma general el estilo de juego de un equipo. En Hamburgo, sin embargo, fueron los delanteros los que condicionaron el planteamiento, los que guiaron el modus operandi para alcanzar las áreas. Despreocupado por la imagen, el Fulham tiró de pragmatismo y jugó recatado. De robar el cuero, atendió a la envergadura de Zamora. Balonazo y Dios proveerá. El Atlético jugó a otra cosa. Menudo y habilidoso, Agüero demanda la pelota al pie. Balones interiores precedidos de movimientos de entre líneas. Ambas armas fueron provechosas.

- De Gea. No acusó la falta de experiencia y transmitió seguridad para atemperar los nervios de su zaga. Tiene una aspiradora por guantes. Al primer disparo de Davies respondió con un blocaje. Al segundo, encajó el gol. No tuvo, en cualquier caso, mucho trabajo durante el partido.

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- Schwarzer. Pésimo con los pies hasta el punto de que su zaga nunca se apoyó en él con la pelota controlada. Pero buen cerrojo bajo los palos. No le temblaron las manoplas y nada pudo hacer ante los disparos de Forlán.

- Ujfalusi y Antonio López. En el primer acto fueron insulsos en la ofensiva, laterales atados a su parcela. No les pillaron las espaldas pero palidecieron cuando Zamora se dejó caer a su costado. A la que se desataron -segundo acto-, Antonio López conectó dos disparos y Ujfalusi sacó centros sin rematador. Pero generó muchos huecos a sus espaldas que a punto estuvieron de costar un susto definitivo.

- Hughes y Hangeland. Limitados en el apartado técnico y temblorosos ante la presión adversaria, se remitieron a los pelotazos dirigidos a la boya Zamora. Perdieron infinidad de pelotas y, lentos en la corrección, fracasaron a la hora de frenar al Kun.

- Perea y Domínguez. Otro fiasco en la salida de la pelota. Sobre todo Perea, que ni siquiera pudo conectar con la siguiente línea. Rápidos en las ayudas, desdibujaron las prolongaciones. Sufrieron horrores para detener a Zamora, que les ganó por arriba y les descolocó en la jugada del gol.

- Raúl García. Valiente y listo a la hora de leer el encuentro. No sólo fue el primero en rematar a puerta y se hartó a robar balones en la anticipación, sino que cuando tuvo el cuero, buscó los desmarques de Agüero.

- Reyes. Dio amplitud al juego, pegado a la derecha para trazar diagonales o soltar pases interiores. Peligroso cuando se anudó la pelota a la bota, cuando se arrancó en carreras. Inició la jugada del gol de Forlán.

- Simão. No aportó nada porque no se ofreció. Al ser sustituido, puso mala cara al técnico.

- Jurado y Salvio. Salieron como revulsivos. Jurado buscó los pasillos interiores con asistencias pero se encontró con un Kun demasiado cansado. Se fajó y siempre pidió protagonismo. Y Salvio no sumó en absoluto, por más que de vez en cuando sacara algún centro. Infructuosos.

- Gera, Dempsey y Nevland. El primero resultó la única alternativa a Zamora porque se movió de forma punzante por la zona de tres cuartos y abrió espacios. Dempsey y Nevland, de ideas fijas, actuaron de Zamora y chutaron toda pelota que engancharon. Se toparon, en cualquier caso, con los guantes de De Gea.

- Zamora. Referente y desatascador para el juego directo del Fulham. Una auténtica aduana que recibió tantos balones como patadas. Se inventó el gol con un desmarque. Duda hasta última hora -molestias en el tendón de Aquiles-, lo cambiaron antes de tiempo y dejó huérfano y renqueante de ataque a los Cottagers.

- Agüero. Foco de luz para el Atlético y frontera obligada en la construcción. Sus desequilibrantes movimientos de entre líneas aclararon el frente de ataque. Provocador con la pelota controlada -buscó con persistencia las kilométricas y pesadas piernas de Hangeland-, vertical y sin miedo a conducir, encaró con descaro y desgajó las cinturas rivales. Recibió de Reyes, esperó que el central de turno le saliera al paso y cedió el gol a Forlán. Ya en la prórroga, forzado, falló un remate en boca de gol. Pero se inventó de nuevo una jugada que bien valió el segundo gol de Forlán, el triunfo del Atlético, el regreso entre los grandes.

Agüero recibe la falta de Hangeland.
Agüero recibe la falta de Hangeland.EFE

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