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El desafío nuclear iraní

EE UU insiste en las sanciones

La Casa Blanca dice que el acuerdo es vago y viola las resoluciones de la ONU

Antonio Caño

La Casa Blanca considera que el anuncio de un acuerdo alcanzado por Brasil y Turquía sobre las condiciones del programa nuclear de Irán es vago, poco convincente y sigue violando las resoluciones de la ONU. "EE UU continuará trabajando con sus socios y a través del Consejo de Seguridad para dejar claro que el Gobierno iraní tiene que demostrar con hechos, y no solo con palabras, su voluntad de cumplir con sus obligaciones internacionales o hacer frente a las consecuencias, incluyendo sanciones", dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.

La Administración estadounidense estima que, para que el acuerdo de Brasil y Turquía (que incluye el enriquecimiento del uranio iraní en este segundo país), pueda ser tomado en consideración es preciso su revisión y autorización por la Agencia Internacional de la Energía Atómica. Además, entiende que el compromiso anunciado es "vago" como respuesta a las preocupaciones expuestas por los negociadores (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania) e incumple anteriores resoluciones de la ONU puesto que Irán mantiene el enriquecimiento de uranio al 20%.

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Por esas razones, Estados Unidos se niega a respaldarlo y persiste en su estrategia actual: la de votar en las próximas semanas en la ONU un paquete de duras sanciones económicas y comerciales que condenen a Irán a su aislamiento. "No hay ningún cambio que nos evite dar los pasos que tenemos que dar", dijo Gibbs. Los países europeos comparten este escepticismo.

El acuerdo anunciado el domingo representa, no obstante, un serio obstáculo en esa estrategia. Con ese compromiso, Irán ya no está defendiendo su causa solo sino en compañía de dos influyentes naciones emergentes, Brasil y Turquía, con las que EE UU mantiene y está obligado a mantener buenas relaciones.

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La oposición de esos dos países, que ocupan puestos en el Consejo de Seguridad, a las sanciones contra Irán podría animar a otros gobiernos a seguir el ejemplo e influir en China y Rusia.

Washington trata de manejar la situación con delicadeza. En la reacción de la Casa Blanca no hubo reproches para Turquía y Brasil. Al contrario, Gibbs hizo "un reconocimiento" al esfuerzo hecho por ambos. El portavoz de la Casa Blanca admitió que el hecho en sí de que Irán acepte enviar su uranio al exterior, si se produce y se confirma, sería "una medida en la dirección correcta". Pero Washington ya no se fía. Este acuerdo, como recordó Gibbs, es más modesto que otro similar que Irán aceptó en octubre con Rusia y que después rechazó.

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, también cauto, dijo que se requieren "consultas suplementarias" con todos los países implicados en el problema del programa nuclear iraní para ver si lo acordado es suficiente para "satisfacer a todos" o se necesita "emprender algo más", informa Pilar Bonet desde Moscú.

Los expertos rusos consultados por la agencia Ria-Novosti se expresaron con gran escepticismo y subrayaban que Irán no se ha comprometido a suspender el enriquecimiento de uranio. Alexéi Arbátov, jefe del centro internacional de seguridad del IMEMO, considera que la propuesta iraní es una maniobra diplomática para escindir el Consejo de Seguridad y evitar las sanciones.

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