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El nuevo orden financiero mundial

España opta por reforzar el fondo de garantía en lugar de la tasa bancaria

El Gobierno ampliará el mecanismo español a más productos que los depósitos

Miguel González

España no está dispuesta a renunciar al Fondo de Garantía de Depósitos porque ha demostrado ser un "instrumento útil" para hacer frente a las crisis de entidades financieras (la última, la de Caja Castilla La Mancha), pero lo adaptará al acuerdo que se alcance en el seno de la UE y lo ampliará para que afecte también a pasivos distintos de los depósitos, tales como las emisiones de bonos o los productos del mercado interbancario. Así lo explicó la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, en un receso de la cumbre del G-20, reunido en Toronto.

El presidente José Luis Rodríguez Zapatero ratificó anoche que el Fondo "puede ser revisado, complementado y ampliado" y "puede cumplir una función equivalente a la llamada tasa bancaria". No obstante, se mostró partidario de esperar a que los Veintisiete perfilen su iniciativa para que haya homogeneidad entre los países europeos. "Seguro que no lo acogerán con gran entusiasmo", respondió, cuando le preguntaron por las críticas que la propuesta ya ha suscitado entre destacados banqueros, pero "no parece que el modelo sea que los Estados tengan que salir al rescate" de las entidades, añadió. Aunque reconoció que en España no ha sido necesario inyectar ingentes fondos públicos para salvar a la banca, defendió actuar con carácter preventivo.

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El foro que agrupa a los países más ricos del mundo y a las economías emergentes no se ha puesto de acuerdo para crear la tasa bancaria propuesta por Europa y EE UU. Sin embargo, el Consejo Europeo ya decidió el pasado día 17, con acuerdo o sin él, implantar su propio gravamen sobre la banca. La opción del Gobierno es reformar y ampliar los mecanismos de carácter preventivo con los que cuenta España -el Fondo de Garantía y las provisiones anticíclicas-, para que afecten también a otros productos, como los préstamos que los bancos se hacen entre sí, lo que ampliará notablemente la base de cálculo y supondrá un mayor desembolso para las entidades. En la actualidad, bancos y cajas están obligados a aportar el uno por mil de los depósitos de los clientes, lo que garantiza la recuperación de 100.000 euros a cada depositante residente en España.

Zapatero nadó ayer entre dos aguas frente a los países que apuestan por una rápida reducción del déficit público (básicamente los europeos, encabezados por Alemania) y los que advierten de que una brusca retirada de los estímulos fiscales puede abortar la todavía incipiente recuperación (EE UU y los emergentes). "No hay dilema. Todos los países tienen la responsabilidad de reducir el déficit y propiciar el crecimiento económico", proclamó Zapatero. El presidente agregó que en los países que, como España, tienen un abultado déficit, "hay que fomentar el crecimiento sin gasto público, y ello solo es posible con reformas estructurales".

Salgado indicó que la consolidación fiscal es una condición indispensable para recuperar la confianza de los mercados, y que sin ella no es posible el crecimiento. La vicepresidenta subrayó que el ajuste se hará mayoritariamente a través del gasto (recorte de presupuestos), y no del ingreso (aumento de impuestos), lo que, en su opinión, afectará menos al crecimiento. Los deberes que ha puesto el G-20 a sus miembros (reducción del déficit a la mitad en 2013 y estabilización de la deuda en 2016) son mucho más laxos que los fijados por la UE (reducción del déficit a la cuarta parte y estabilización de la deuda en 2013), por lo que "España los cumplirá con creces", dijo. "No vamos a vacilar" en reducir el déficit, añadió Zapatero, quien reconoció que este objetivo requiere "un gran esfuerzo nacional".

El presidente también pidió a sus socios del G-20 que no renuncien a aumentar la transparencia del sistema financiero, cuya opacidad y falta de regulación está en el origen de la crisis. El sábado por la noche, Zapatero departió brevemente con el presidente de EE UU, Barack Obama, quien le felicitó por las medidas de ajuste que ha adoptado y especialmente por la iniciativa de hacer públicos los resultados de las pruebas de resistencia (stress test) de la banca europea, según dijo Zapatero.

"Tenemos la responsabilidad de imponer deberes a los mercados", añadió tras pedir que se encargue al Fondo Monetario Internacional (FMI) un informe sobre mecanismos para contener la especulación, que debería discutirse en la cumbre de noviembre en Seúl (Corea del Sur). El nuevo sistema de regulación financiera (Basilea III), con el reforzamiento de los mecanismos de supervisión y los requisitos de capital, será uno de los temas centrales de la próxima cumbre del G-20. Salgado ya ha advertido de que, aunque las nuevas normas entren en vigor el año próximo, será necesario un "periodo transitorio, lo más corto posible", para que su aplicación "gradual" no obstaculice el crecimiento. El FMI presentará también en noviembre un informe sobre los países del G-20 con "recomendaciones detalladas" sobre cómo conjugar la consolidación fiscal y la reducción del déficit con el crecimiento.

Zapatero, que se sentó junto a la canciller alemana Angela Merkel en el plenario del G-20, aprovechó la ocasión para defender la solvencia española y exponer las medidas de ajuste y reformas estructurales ya adoptadas o en curso: el recorte presupuestario, la reestructuración de las cajas de ahorro, la reforma laboral y la del sistema de pensiones.

Elena Salgado, junto al director de la Oficina Económica del Presidente, Javier Vallés, en la sesión plenaria del G-20.
Elena Salgado, junto al director de la Oficina Económica del Presidente, Javier Vallés, en la sesión plenaria del G-20.EFE

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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