Caixa Catalunya prevé dos años duros y la venta de participaciones
Caixa d'Estalvis de Catalunya, Tarragona i Manresa, que aún no tiene marca comercial aunque no se descarta que se acabe llamando Catalunya, ha puesto en el escaparate sus participaciones industriales, que totalizan 675 millones de euros de inversiones, con unas plusvalías reducidas a 50 millones. Se trata de pequeños paquetes accionariales en las cotizadas Repsol, Abertis o Gas Natural, que venderá según el precio, además de otras más arraigadas como la concesionaria Cedinsa o la empresa de certificación Applus. "No tenemos voluntad de permanencia porque no nos aportan nada desde el punto de vista estratégico", constató ayer Adolf Todó, director general de la entidad. Todó rechazó que necesite esas desinversiones para devolver los 1.250 millones de ayudas del FROB, cuyo reembolso se iniciará en dos años.
La nueva entidad, cuarta por activos, se presentó ayer en presencia de los hasta ahora tres presidentes, incluido Narcís Serra, que dejará Caixa Catalunya en noviembre y que contrapuso esta "fusión real" a las fusiones virtuales de otras cajas. La estrategia de la caja se basará en una gestión personalizada del cliente.
Los próximos dos años serán "duros", avanzó Todó, con ganancias "relativamente bajas", unos recursos para obra social un 30% menores a los destinados en 2009 por las tres cajas y una reestructuración que afectará a 395 oficinas (262 en Cataluña). Esta puede suponer una pérdida de negocio de 80 millones en cinco años. Un 80% del coste de integración (470 millones) corresponderán al recorte de plantilla. Las sinergias netas de la fusión ascienden a 230 millones hasta 2015 y, después, a 150 millones anuales.
