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El paro de controladores en Francia obliga a cancelar 168 vuelos en España

El 30% de los profesionales franceses secundó la jornada de huelga - Los sindicatos protestan contra la creación de un espacio único europeo

Antonio Jiménez Barca

El cielo español sigue a vueltas con la proliferación de bajas médicas que los controladores aéreos sufren desde que cambiaron sus condiciones laborales y que AENA y el Gobierno interpretan como una protesta encubierta. Pero la huelga en toda regla que ayer sí afectó a los aeropuertos españoles fue la que estos profesionales secundaron en Francia.

La protesta obligó a cancelar un total de 168 vuelos ayer en los aeropuertos españoles, según los últimos datos de AENA, correspondiente a las siete de la tarde, que no concretaba los de demoras. De las 269 operaciones previstas entre aeródromos españoles y franceses, se cancelaron 37 llegadas y 36 salidas. Pero la huelga no solo afecta a los vuelos entre ambos países, sino también a aquellos aviones que deben sobrevolar los cielos franceses, de modo que, de los 2.393 enlaces programados con otros países europeos, resultaron anuladas 48 llegadas y 47 salidas. Barajas sufrió un total de 34 cancelaciones y El Prat 58. El centro barcelonés sufrió hoy retrasos en 69 vuelos, debido a las 27 bajas de controladores del centro de control, según fuentes del aeropuerto.

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En Francia, la protesta no acarreó caos en los aeropuertos pero sí las molestias anunciadas y la suspensión de una parte de vuelos, en todo caso, algo menor de lo previsto. Según la Dirección General de Aviación Civil, el paro fue seguido por un 30% de los controladores. En París, por ejemplo, la huelga significó que del aeropuerto de Orly solo salió un vuelo de cada dos; en el otro aeropuerto parisiense, el de Charles de Gaulle-Roissy, la frecuencia fue mayor: solo se anuló un vuelo de cada 10.

En Marsella, el 20% de los vuelos se anuló. En Niza, no llegó al 9%. En Nantes, al 16%. Las compañías aéreas, por lo general, primaron los viajes de largo recorrido, de manera que los desplazamientos nacionales o a Europa fueron los más perjudicados. De cualquier forma, dado que la mayor parte de las compañías habían avisado a los viajeros con antelación, los aeropuertos no vivieron una jornada especial de caos sino, como en el de Orly, por ejemplo, de menor afluencia de público. Eso sí: a las anulaciones hubo que sumar los retrasos de horas que se acumularon en los vuelos que sí salieron.

Los sindicatos convocantes protestan contra la intención de la Unión Europea, a fin de agilizar el tráfico, de conformar una suerte de espacio común europeo. De esta manera, los controladores franceses quedarían englobados en el grupo denominado Europa Central, con Alemania, Luxemburgo, Bélgica u Holanda. Los controladores franceses rechazan esta unión por considerar que van a perder condiciones de trabajo y, a la larga, puestos de trabajo.

Tal vez con España como ejemplo, la compañía aérea Ryanair pidió ayer, mediante un comunicado, que el Ejército francés se hiciera cargo del control aéreo galo durante la huelga a fin de "los inocentes no sean tomados como rehenes".

La huelga termina hoy a las seis de la mañana, con lo que sus efectos, sobre todo en forma de retrasos, aún podrán sentirse a lo largo de la mañana.

Dos pasajeras en el aeropuerto de Orly, en París, se informan ante el panel de vuelos.
Dos pasajeras en el aeropuerto de Orly, en París, se informan ante el panel de vuelos.REUTERS

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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