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Iceta vincula el logro de la paz a "la capacidad de perdón y reconciliación"

El obispo bilbaíno defiende la deslegitimación de "toda forma de violencia"

Mario Iceta, obispo administrador apostólico de Bilbao, y José Ignacio Munilla, prelado donostiarra, marcaron ayer con un estilo propio sus homilías de la misa de la festividad de la Asunción, la primera vez que la celebran desde su llegada a esos cargos. Iceta hablo del terrorismo y la paz, la crisis, la violencia contra las mujeres y el aborto; Munilla, en cambio, prefirió prescindir de la actualidad mundana y centrarse en un discurso mucho más teológico.

En línea con las palabras de su antecesor en el cargo, el ex presidente de la Conferencia Episcopal y actual arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, en sus homilías del 15 de agosto de los últimos años, Iceta destacó que la paz es "fruto del rechazo y deslegitimación a toda forma de violencia y terrorismo". En pleno debate sobre la reinserción de los etarras, el prelado vinculó además esa paz "a la justicia y la capacidad de perdón y de reconciliación". El obispo añadió que la paz es el resultado de "la magnanimidad que nos compromete a trabajar juntos".

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En su homilía del 15 de agosto del año pasado, Blázquez abogó por deslegitimar también las motivaciones históricas y los objetivos del terrorismo etarra, por considerar que las complicidades sociales, expresas o tácitas, alientan a los violentos.

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Iceta recordó rotundo el compromiso "irrenunciable" de la Iglesia con el trabajo constante por alcanzar la paz. El camino para alcanzarla pasa, añadió, "por la edificación de una sociedad en la que podamos convivir en el afecto mutuo y en el respeto a la pluralidad legítima de ideas y pensamiento".

El prelado se detuvo en la paz, pero también dedicó su atención a otros asuntos de actualidad. Al igual que han hecho otros obispos españoles en los últimos meses, consideró que la actual crisis económica y financiera tiene una "raíz antropológica y moral" y defendió que requiere nuevas perspectivas que desde el pensamiento cristiano sean capaces de reorientar la actividad económica. Iceta pidió que "la centralidad de la persona" vuelva a regir la economía "frente al capital y los medios de producción". Hizo hincapié en la necesidad de prestar ayuda a jóvenes e inmigrantes, por ser los colectivos que con mayor crudeza sufren "el drama del desempleo y la pobreza".

Iceta defendió la vida humana "desde la concepción hasta el momento final" y la "belleza de la sexualidad humana" como muestra del amor dentro del matrimonio. "Ante este testimonio del bien infinito que es la vida humana, no es posible aceptar el aborto como solución a los embarazos no deseados", destacó. También hizo referencia a la violencia conyugal, "que tanto sufrimiento produce en la mujer y en los hijos y que desemboca en el asesinato", y a la soledad y el abandono afectivo que sufren los ancianos.

Mientras, en la homilía pronunciada en la misa que celebró en la Basílica de Santa María del Coro, en San Sebastián, Munilla propuso rescatar el concepto de dogma religioso, que, en su opinión, ha pasado a ser para muchos sinónimo de imposición o de coacción. Citando al Papa, el prelado donostiarra recalcó que el dogma "no es un muro que impide avanzar en el conocimiento de la verdad, sino más bien una ventana desde la que se contempla el infinito".

Munilla consideró importante que se realice "un esfuerzo de sanación y comprensión" de los conceptos religiosos. "De lo contrario, cuando se identifica la fe religiosa con la intolerancia, fácilmente se llega a confundir la tolerancia con el relativismo".

Sin hacer la menor alusión al terrorismo, que sí había tenido un hueco en las últimas homilías similares de su antecesor, Juan María Uriarte, el prelado limitó sus referencias a la actualidad a su frase final, en la que deseo que la Semana Grande de la capital guipuzcoana se celebre "en un clima sano de respeto, sobriedad, alegría, solidaridad hospitalidad y caridad".

El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna (derecha), junto al obispo Mario Iceta, ayer en la romería de Begoña.
El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna (derecha), junto al obispo Mario Iceta, ayer en la romería de Begoña.LUIS ALBERTO GARCÍA

El optimismo de Azkuna

El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, admitió ayer que su tradicional pesimismo ante la posibilidad de que la izquierda abertzale radical rompa con la violencia de ETA está girando hacia el optimismo. Azkuna recalcó que ve la paz en Euskadi más cerca.

"No le queda más remedio [a la izquierda abertzale] que abandonar todo atisbo de violencia, abrazar la paz y hacer política, como los demás", afirmó a la salida de la misa de mediodía en la Basílica de Begoña, a la que asistió con concejales de todos los grupos del consistorio. "Si quiere pervivir y tener una función social en este pueblo tiene que dar ese paso definitivo", abundó. "He sido pesimista los últimos 20 años y ahora soy un poco más optimista porque veo que no tienen más remedio", insistió.

Al término de la eucaristía oficiada por el obsipo Iceta, con el templo abarrotado, aunque con menos ciudadanos en el exterior que en ocasiones precedentes, Azkuna compareció ante los medios de comunicación acompañado por el prelado para afirmar que había pedido a la virgen de Begoña "paz, salud y trabajo. Paz, porque es fundamental para este país; salud, empezando por mí mismo, egoistamente, pero he pedido para todos los bilbaínos y bilbaínas, y trabajo, que no nos falte. Es suficiente con eso".

Iceta explicó que también había pedido a la Virgen "que conceda el don de la paz a este pueblo".

Azkuna confió en que la Aste Nagusia que comienza el próximo sábado transcurra sin incidentes.

Abierto por peregrinación

A las cuatro de la madrugada de ayer comenzaba en la Basílica de Begoña la primera misa de la festividad de la Asunción, el día de mayor ajetreo en todo el año en el templo y sus alrededores. Por vez primera, las puertas de la iglesia permanecieron abiertas durante toda la noche para acoger a los peregrinos que desde todos los puntos de Vizcaya acuden, muchos de ellos caminando, a visitar Begoña cada 15 de agosto.

La Hermandad de Begoña esperaba que al final de la jornada más de 120.000 personas acudieran a la basílica. Medio centenar de puestos vendían medallas, escapularios y rosarios con la imagen de la Virgen de Begoña, y, sobre todo, rosquillas y plantas de albahaca. ¿Por qué albahaca? "La Virgen se representa con un ramito de albahaca en la mano", explicaba una vendedora. "Según la tradición, se apareció en un campo cubierto de albahaca. Además huele bien y espanta a los mosquitos", añadía.

Los vendedores de rosquillas habían instalado sus puestos en la tarde del sábado para atender a los más madrugadores. Las ventas van mejor a primera hora. "La gente que viene por la noche, en proporción, compra más. Hay más devoción y más tradición y les gusta marcharse con sus rosquillas", decía Aitor Hernández, con décadas de experiencia en el negocio de vender ante la basílica. "A mediodía se llena de gente que viene de paseo".

Entre tanta tradición la nota exótica la ponía la txosna de Comercio Justo, con mojitos a dos euros.

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