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Reportaje:Primera huelga general contra Zapatero

Barcelona, al ralentí

Vuelta en bici por una ciudad con menos tráfico, mercados y comercios cerrados en barrios, parques a tope de niños y actividad sincopada en el centro

Calles inusitadamente vacías o con mucho menos tráfico de lo habitual -y con una bajada considerable de decibelios- facilitan que la vuelta en bici se pueda hacer con la tranquilidad de un día festivo. La sensación quedaba corroborada por las cifras: un 23% menos de tráfico que en otro día laborable, según datos del Ayuntamiento.

El panorama era cambiante: cierre de mercados y comercios en los barrios, como Gràcia, Sants, Sant Antoni, el Clot, el Poblenou o el 22@, y una actividad discontinua en el Eixample y en el centro. Los ejes comerciales del paseo de Gràcia, L'Illa y el Portal de l'Àngel y algunos de los grandes establecimientos pasaron la jornada de todas las formas posibles: abiertos, cerrados -tras el paso de algún piquete- o semicerrados con la persiana a medias. Centros comerciales como el de Glòries no abrieron en todo el día. Ni los negocios regentados por inmigrantes chinos: ni un bazar, ni un bar, ni un restaurante. Todos cerrados.

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De vez en cuando, discusiones entre los comerciantes que querían trabajar con normalidad y algún piquete. Interesantes debates políticos entre generaciones, siempre sin llegar a mayores. "Pero si la huelga es también por vosotros", argumentaba un joven de un piquete en la puerta de un colmado en Sant Antoni. "Dime de qué va a servir la huelga ahora. Se tenía que haber hecho antes. Yo soy autónomo y tengo que trabajar", le replicaba el tendero. "Vale, pues ¿les damos 30.000 millones a los bancos y calladitos?", espetaba un chaval a una pescadera de El Clot. En Gràcia, después de un intenso debate entre comerciantes y un piquete de jóvenes en la Travessera, los que finalmente recibieron el abucheo fueron los Mossos d'Esquadra. "¿Y vosotros qué? Ni siquiera ayudáis", les gritó un comerciante mientras volvía a poner en su sitio los contenedores que habían tirado los del piquete. Los agentes, sin inmutarse.

La ausencia de tráfico, como en el entorno de la estación de Sants -con colas de más de una hora a la espera de un taxi-, tenía su contrapunto en los parques infantiles -L'Espanya Industrial, Joan Miró, Sagrada Familia, paseo de Sant Joan-, tomados por un regimiento de niños y jóvenes celebrando el día de huelga. Los que ayer doblaron la jornada fueron algunos abuelos: "Habitualmente tengo a los nietos por la tarde, pero por la huelga ya vinieron a dormir a casa ayer , así que jornada doble", bromeaba Encarna.

Sin metro y buses, otra de las imágenes del día fue el triunfo del Bicing -con estaciones vacías en el centro y la advertencia de que no se garantizaba el servicio- y los taxis. Hubo bofetadas en las paradas de unos y otros. Sobre todo entre los turistas, que se las vieron y desearon para moverse por la ciudad. "Es nuestro último día en Barcelona y no nos queremos perder el parque Güell", exclamaban Benedit y su novia, franceses, frente a la Sagrada Familia. Que, por cierto, como otras atracciones turísticas, se mantuvo ajena a la huelga y registró las colas habituales.

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Los sindicatos del taxi afirmaron que había secundado el paro el 90% de la flota. Cifras al margen, el servicio se vio alterado y muchos vehículos circulaban sin pasaje y sin el piloto verde encendido. Paraban y recogían clientes. Discretamente, por si el piquete rondaba cerca.

Un café del paseo de Gràcia con la persiana medio bajada.
Un café del paseo de Gràcia con la persiana medio bajada.JOAN SÁNCHEZ

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