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CATALÁN ERRANTE | HORTA DE SANT JOAN | ELECCIONES CATALANAS | Faltan 11 días
Columna
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Autoestop entre molinos

La Terra Alta se autodefine como la comarca de las tres pes: la menos poblada, la más pobre y por ello la más perforada por molinos eólicos de todo el territorio catalán. Los vecinos no aportan datos comparativos pero la teoría resulta plausible. Y claro está, nadie se cree las promesas que los partidos lanzan estos días asegurando que la comarca saldrá del túnel en los próximos cuatro años. No hay ni transporte público para desplazarse de Gandesa a Horta de Sant Joan, localidades separadas por una veintena de kilómetros. Ante la falta de recursos, la única alternativa para un periodista sin vehículo es el autoestop, modalidad de viaje arriesgada en esta zona rural donde el forastero que accede a cualquier bar recibe las miradas inquisitivas que debían lanzarse los forajidos del Lejano Oeste. "Ningún coche se parará: aquí todos los vecinos se conocen y tu cara no les suena", advierten al redactor dos agentes de los Mossos d'Esquadra. Su coche es el único que se detiene ante el autoestopista tras cerca de una hora de espera. Le alertan de que, lógicamente, practicar autoestop está prohibido en Cataluña. Amenazan con ponerle una multa y arrancan sin ofrecer más ayuda. Con este tipo de apoyo policial ya parece bastante.

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En la Terra Alta un periodista poco agraciado debe ser ignorado por casi 60 vehículos para que alguien le traslade al municipio más cercano, según la prueba realizada ayer por este diario. Tanta cautela ante rostros desconocidos puede equipararse al auge de los parques eólicos. En dos años, el paisaje de la comarca se ha embriagado de aerogeneradores: el terreno antaño agrícola acoge ahora seis parques y la Generalitat ha iniciado los trámites para construir otros tres. La energía eólica resulta formidable, pero siempre luce mejor lejos de casa. Algunos aerogeneradores miden 80 metros de altura con palas de una envergadura de 90 metros de diámetro. El ruido y las luces de estos trituradores -así los llaman algunos lugareños por la eficacia asesina de los molinos sobre las aves- dista mucho de los plácidos anuncios que las eléctricas y algunas Administraciones publicitan por televisión.

"Todos los agricultores han vendido sus tierras porque del campo ya no vive nadie", se queja Dídac. Es un buen tipo: el único conductor de entre 60 que ha accedido a llevar a un forastero recién interrogado por los Mossos. "¿Por qué llenan este paisaje de molinos y en Girona no instalan ninguno?", añaden vecinos de Horta de Sant Joan. La pregunta es retórica: viven en la comarca de las tres pes.

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