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El empresario prometió "abrir sin límite de tiempo" el salto

No hay precedentes de gobiernos ni de políticos que se paren a inaugurar accidentes geográficos, y sin embargo el Gobierno de Manuel Fraga no tuvo reparo en programar un acto institucional a los pies del río Xallas, el 20 de agosto de 2000, para celebrar que al menos un par de horas los festivos, la cascada volvía a resbalar por el granito del monte Pindo hasta caer desde una altura de 100 metros y desembocar directamente en el Atlántico.

Ese espectáculo único en Europa se repite desde hace una década los fines de semana de verano en Ézaro, en el ayuntamiento coruñés de Dumbría, siguiendo el calendario pactado entre la Xunta y Ferroatlántica. Al acto aquel domingo de agosto de 2000 acudió, junto al entonces presidente de la Xunta, su primer conselleiro de Medio Ambiente, Carlos del Álamo, responsable de la declaración de impacto que permitió minimizar el caudal del río en el último tramo de su desembocadura.

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Aunque en realidad la cascada ya venía abriendo un par de días a la semana desde dos meses antes, Fraga aprovechó la solemnidad del acto para agradecer al presidente de Ferroatlántica, Juan Miguel Villar Mir, que la empresa izase las compuertas de sus embalses para contemplar "el admirable espectáculo".

"Mandato de Fraga"

El empresario por su parte devolvió los elogios al presidente gallego: "Él me dio el mandato de buscar una solución para la solicitud de la asociación Neira [uno de los colectivos que reclamaba la apertura de la cascada] de abrir la catarata. Lo que hoy se puede ver es la consecuencia de este mandato". El dueño de Ferroatlántica prometió algo más, anunció que en el futuro la cascada podría ser vista "sin límite de tiempo". Una década más tarde el régimen de apertura de la catarata permanece invariable. El fenómeno puede verse los fines de semana del verano y también algunos festivos sueltos. El último día que se pudo visitar este año fue el pasado 1 de noviembre y hasta el verano las compuertas del embalse no se volverán a abrir, salvo que las lluvias obliguen a aliviar el caudal.

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Según la contabilidad oficiosa de la empresa Ferroatlántica y del propio ayuntamiento de Dumbría, el Xacobeo ha propiciado que este año se registrase el récord de turistas y peregrinos que acuden a ver el fenómeno natural en Ézaro.

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