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Nadal pide a CiU claridad en sus pactos y ofrece acuerdos concretos

Nadal se estrena como jefe de la oposición tendiendo la mano a los nacionalistas

Miquel Noguer

Los socialistas catalanes tienen asumido que la derrota que sufrieron el 28 de noviembre es imposible de maquillar, pero lo que verdaderamente les molesta es que Convergència i Unió (CiU) actúe o pretenda actuar como si hubiera ganado con mayoría absoluta. Joaquim Nadal, en su estreno como jefe de grupo del Partit dels Socialistes (PSC), fue el encargado de recordarle a Artur Mas que no solo no tiene mayoría absoluta, sino que además deberá buscar apoyos en otros partidos. Y le pidió claridad en sus alianzas. "Le faltan seis diputados para tener estabilidad legislativa", recordó Nadal al comienzo de una intervención marcada por los ofrecimientos a la colaboración mutua y el rechazo a la agenda soberanista de CiU.

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En el PSC están convencidos de que Mas ha llegado ya a un pacto con el Partido Popular (PP) que le permita gobernar con cierta holgura los próximos meses hasta las elecciones generales. De ahí que las ofertas de pacto las midan al milímetro: Muy debilitado por el resultado electoral, el PSC no quiere ser utilizado como muleta para pactar lo que CiU no pueda acordar con el PP. Pero al mismo tiempo los socialistas no quieren verse marginados del juego de pactos al que obligará la situación de Convergència. De ahí que Nadal dijera claramente que "más que oposición, el PSC quiere ejercer como alternativa de gobierno".

El cara a cara que mantuvieron Artur Mas y Joaquim Nadal permitió ver que hay ganas de pactar en ambos lados, pero el PSC se resiste a evidenciarlo mientras el PP no mueva ficha. Sería la fórmula que permitiría al PSC afrontar con cierta tranquilidad el obligado debate interno tras la debacle electoral.

Pero ¿pactos sobre qué? En el debate, Artur Mas recordó a Joaquim Nadal que hay muchas cosas que unen a nacionalistas y socialistas: desde las infraestructuras hasta la sanidad pública, la educación o la investigación y el desarrollo.

Lo que sí quedó claro es que el PSC no acompañará a Artur Mas en su aventura de la transición nacional de Cataluña. En este punto los socialistas tienen un doble discurso que no siempre encaja bien. Por una parte, acusan a Mas de haber optado por el camino de la radicalización, pero por otra, como ayer, acusan a CiU de querer presentar su demanda de un nuevo pacto de financiación de Cataluña como un desafío sin precedentes en España. Si Mas busca un nuevo pacto de financiación, sin desacatos a la Constitución, el PSC estudiará sumarse. Pero nada de mezclar un pacto de financiación con conceptos del imaginario soberanista como el "derecho a decidir" o el concierto económico.

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La prueba de fuego que puso Nadal para ver si había posibilidades de acuerdos con el PSC fue la demanda a Artur Mas de que convoque una cumbre de partidos para buscar propuestas contra la crisis económica. Mas aceptó a la primera.

Sin embargo, Nadal le dio pocos motivos para el optimismo, ya que no solo no le ha prometido la abstención de su grupo, sino que ha asegurado que es "perfectamente posible" que el PSC vote en contra de su investidura en primera y en segunda votación, aunque sí se ha mostrado abierto a explorar grandes consensos sobre temas de país.

Fuentes socialistas ha descartado la posibilidad de que diputados del PSC, los aritméticamente necesarios, se abstengan, como ocurrió con la elección de Núria de Gispert como presidenta del Parlament.

Las fricciones aparecieron cuando Nadal buscó las diferencias con CiU en materia económica, nacional y social. Reprochó a Mas que esté más pendiente de las empresas que de las personas y que en sus intentos de pasar página a los debates entre educación y sanidad pública y privada haya escondido un intento privatizador de estos servicios.

El aún consejero lamentó que la intervención de Mas careciera de concreciones y aseguró que en el discurso hubo "más ambigüedades calculadas que respuestas claras, más abstracción que concreción, más vaguedades que propuestas, más intangibles que programa".

Fue un debate de terciopelo. Nadal buscaba el compromiso de Mas de no caer en la tentación de culpar al Gobierno anterior de todos los problemas que surjan a partir de ahora. "Gobernar Cataluña significa no mirar atrás buscando culpables", le espetó Nadal a Mas. Y piden otra cosa: que el hasta ahora líder de la oposición reconozca públicamente y sin ambages los éxitos del Gobierno tripartito. De esta manera, Nadal aprovechó para presumir de los éxitos del Gobierno con la esperanza de que Artur Mas recogiera el guante. En las filas del PSC se conformaron con la promesa de Mas de no cambiar nada de aquello que funciona y asumir como propias las decisiones acertadas del tripartito. El jueves se verá si ello basta para que los 28 diputados socialistas faciliten la investidura de Mas.

Las frases del jefe de la oposición

- "En el programa del señor Mas hay más ambigüedad calculada que concreciones, más vaguedades que propuestas, más intangibles que programa".

- "El PSC quiere ser más alternativa de gobierno que oposición. El PSC quiere volver a gobernar Cataluña".

- "Quedará muy bien reducir el número de departamentos, pero es muy probable que al final acaben incrementando la estructura administrativa más que reducirla".

-"Si el jueves también votamos que no [a la investidura de Mas], que quede claro que nuestras ofertas para el consenso y grandes acuerdos siguen ahí".

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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