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Objetivo: desmontar la obra de ICV

Artur Mas fue ayer, a juicio del resto de partidos, muy inconcreto en su discurso de investidura. Pero si algo detalló el líder de CiU fueron las medidas que quiere desmontar: básicamente, las que ha legado Iniciativa per Catalunya. La formación se ha convertido en esta legislatura en el foco de todas las críticas, especialmente por su labor al frente del Departamento de Interior. Tal como hizo durante toda la campaña, Mas se extendió en los reproches hacia la gestión de ICV.

En su primera intervención, dejó claro que deshará la subida de IRPF que promovió ICV y eliminará el impuesto de sucesiones; también acabará con la limitación de velocidad que rige los accesos de Barcelona, una medida que lleva la marca de los ecosocialistas; y culminó comprometiéndose a eliminar el código ético de los Mossos d'Esquadra que el consejero de Interior, Joan Saura, aprobó con la oposición del cuerpo policial. Joan Herrera defendió el legado de ICV y acusó a Mas de "gobernar con el voto de muchos priorizando a muy pocos". Fue especialmente crítico con las bajadas de impuestos, y le exigió que aparcara su moderación fiscal hasta que la crisis económica estuviera solucionada. Ambos chocaron en política medioambiental: Herrera aseguró que Mas defiende un modelo "antiguo" que no prioriza la sostenibilidad. En un solo punto el líder de ICV se abrió a colaborar: en el avance de Cataluña como nación.

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