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Primer caso de cerdo contaminado por dioxinas en Alemania

La contaminación por dioxinas en alimentos alemanes afecta también a la carne de cerdo, según quedó ayer confirmado en una pocilga cercana a Verden, en Baja Sajonia. El escándalo desatado a finales de año por el uso de piensos tóxicos en granjas avícolas y porcinas pasa así a las estanterías de carne. Hasta ahora solo se habían detectado concentraciones de dioxinas superiores a lo permitido en huevos y en partes de aves.

Anoche se desconocía si han llegado al mercado productos de la granja afectada, que ahora deberá sacrificar 140 de los 536 cochinos. Otras nueve fincas de la región compraron piensos o aceites de la misma procedencia. Varios cerdos están siendo sacrificados para hacer pruebas con su carne. En las 10 granjas viven 8.000 animales.

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La alarma creció ayer también por la detección en diversos supermercados de partidas de huevos procedentes de explotaciones avícolas cerradas de forma preventiva. Un consumidor alertó de ello cuando se disponía a comprar huevos en una tienda.

Los piensos contaminados con dioxinas se extendieron por Alemania durante 2010, procedentes de una fábrica que usó grasas industriales con altas concentraciones de dioxinas para hacer alimentos para animales. Harles&Jentzsch, supuesta responsable, detectó ya en marzo que contenían sustancias peligrosas. No avisó a las autoridades. Otra firma asociada con Harles&Jentzsch fabricaba ilegalmente las grasas. Curiosamente, la compañía contaba con un prestigioso "sello de calidad".

Legislación más dura

Esta firma podría tener que indemnizar con millones de euros a los granjeros. Un total de 150.000 toneladas de piensos se vieron contaminados por el veneno y distribuidas por Alemania, lo que obligó al cierre de unas 5.000 granjas -solo 330 tienen ya vetada la salida al mercado-. Una pequeña parte fue exportada. La Comisión Europea estudiaba ayer exigir por ley la separación entre los procesos de producción de grasas para la industria y las destinadas a alimentación.

Los beneficiados del escándalo son los productores de alimentos biológicos o de procedencia controlada. El miedo a las dioxinas, sustancias cancerígenas difícilmente eliminables del cuerpo humano, empuja a muchos consumidores hacia estos alimentos.

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