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El acuerdo social, a punto de encallar

El portavoz lamenta la "disparatada polémica"

Luis R. Aizpeolea

Alfredo Pérez Rubalcaba lamentó ayer, tras la reunión del Consejo de Ministros, "no haber podido cortar a tiempo" la "polémica disparatada" que se generó el miércoles y jueves en torno a la central nuclear de Garoña. La bola de nieve, que se inició con una filtración en La Vanguardia del miércoles, derivó en un aserto, según el cual los sindicatos estaban dispuestos a aceptar la jubilación a los 67 años a cambio de prorrogar el cierre de dicha central, en 2013, y evitar, de ese modo, la eliminación de puestos de trabajo.

Lo que generó un enorme malestar en los sindicatos y puso en riesgo la negociación así como una sensación de descoordinación en el Ejecutivo, cuando uno de los objetivos declarados por el nuevo Gobierno, cuando se constituyó en octubre sobre la base del nuevo papel precisamente de Rubalcaba, era mejorar esa comunicación y coordinación en su seno.

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El reproche que ayer se hizo el vicepresidente primero, como portavoz del Gobierno, fue el de no haber parado inmediatamente la bola y haber dejado que el paso de las horas instalara como una verdad que se habían negociado "pensiones por neutrones", en expresión irónica del secretario general de UGT, Cándido Méndez. Y eso cuando ni siquiera aún se ha puesto sobre la mesa de negociación con los representantes empresariales y sindicales la política energética.

Pero no fue el único problema de coordinación. El jueves por la tarde se supo, también a través de una filtración a una agencia de noticias, que el Gobierno pensaba recuperar algún tipo de cobertura económica para los parados que no cobran ningún subsidio. Hasta ahora ese colectivo recibía 426 euros durante medio año. Al parecer, el Ejecutivo se plantea mantener 350 euros de prestación para los parados que hagan cursos. Nadie ha explicado aún bien esta medida, ni cómo se financiará.

Ayer, Rubalcaba no quiso culpar a nadie de todo este ruido. Lo atribuyó a que había demasiada gente hablando. Pero dejó claro que de estos asuntos sólo tres ministros están al tanto: Elena Salgado, Valeriano Gómez y él.

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