Rebeliones árabes, el efecto dominó
Tal vez se trate de un espejismo, pero las noticias que llegan de Libia parecen apuntar al efecto dominó que las rebeliones de Túnez y Egipto están teniendo en las costas del sur mediterráneo y aledaños. Los primeros disturbios en Bengasi así lo confirman. Es pronto para saber si las protestas irán in crescendo siguiendo el modelo de sus vecinos del este y oeste y si fructificarán como aquellas en el país de Gadafi.
Libia, comparativamente, es un Estado con un nivel de vida más aceptable que el resto y, lo que es más importante, bastante más instruido. Lo hermético y misterioso del férreo y eterno régimen de Gadafi y familia dificultan por el momento que sepamos con exactitud qué acontece en el proclamado Día de la Ira. Lo que sí sabemos es que algo se mueve en la Cirenaica.
Esta vez, la Unión Europea no debe ni puede ser titubeante frente a Trípoli. Una lástima que un puente como el que debiera desempeñar Roma esté como está. Si las incipientes señales cobran cuerpo, el joven país que invistió a Hugo Chávez como doctor honoris causa por la Universidad de Trípoli el pasado otoño necesitará de nuestro apoyo. Por el bien de las dos orillas del Mare Nostrum.- Nicolás de Miguel. San Sebastián, Guipúzcoa.
Tras contemplar cómo muchos de los participantes del Mayo del 68, aunque solo fueran generacionalmente, están ahora en plena defensa de los mercados y realizando todo tipo de ajustes económicos y sociales, me parece que se nos está escapando una revolución mucho más importante que la mentada, llevada a cabo por el demonizado mundo musulmán, convocada por jóvenes a través de redes sociales, secundada por ciudadanos anónimos y que se está produciendo y retransmitiendo en directo por canales de televisión musulmanes. La razón de las protestas se nos escapa en su totalidad, pero está claro que la falta de democracia y la falta de recursos económicos para atender al sustento diario está en un primer plano.
Mientras tanto, el llamado mundo occidental está a la expectativa, preocupado por las consecuencias en sus respectivas economías. Los pueblos musulmanes tienen pleno derecho a sus reivindicaciones y la actitud vigilante de las democracias del Primer Mundo es una vergüenza puramente mercantilista. Estamos en el momento real del cambio de modelo de relaciones internacionales, y tenemos que estar a la altura después de tres años de intereses particulares en los que una parte del mundo ha podido sufrir todo tipo de atropellos para que "el Primer Mundo" siga mirándose el ombligo.- César Rubio Arbó.
