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El polvorín de los socialistas andaluces

El futuro de la dirección regional dependerá de los resultados municipales

Lourdes Lucio

Hace dos años, José Antonio Griñán sucedió a Manuel Chaves al frente de la presidencia de la Junta de Andalucía, tras 19 años consecutivos. Y hace justo uno, forzó un congreso extraordinario en el PSOE andaluz para asumir la secretaría general del partido ante los problemas de bicefalia surgidos con su amigo el vicepresidente tercero. Se hizo por unanimidad, conservando la sagrada paz y el no menos importante equilibrio entre las ocho agrupaciones provinciales. El único ruido interno fue el de los aplausos entre entusiastas y corteses.

La llegada de Griñán supuso un soplo de aire fresco en un partido desgastado y con muchas inercias, pero con una tarjeta electoral impecable: Chaves y su equipo lograron seis victorias autonómicas, las dos últimas con mayoría absoluta. Ese soplo se ha esfumado, la confianza entre los andaluces del exterior (Chaves y Gaspar Zarrías) y los del interior (Griñán y su gente) está salpicada de disensos continuos, a la dirección regional no se le reconoce su autoridad, la sensación de fin de ciclo está calando entre los militantes y el caso de los ERE ha destrozado la agenda de un Ejecutivo a la defensiva y más dedicado a parar golpes que a ofrecer iniciativas. Enfrente, además, tiene a un PP liderado por Javier Arenas que ha perdido el respeto a su oponente y ha hecho creer hasta a los socialistas que el milagro de un triunfo de la derecha en Andalucía es posible. Desde hace muchos meses, los dirigentes del PSOE andaluz se creen las encuestas que vaticinan un triunfo de Arenas en su cuarto intento por alcanzar la Junta, pero lo que todavía no se creen -y en eso confían- es que lo haga por mayoría absoluta, lo que les permitiría conservar el poder con IU tras 30 años de hegemonía. El traspaso de poderes a Griñán supuso la entrada de una nueva generación política al frente del partido, la denominada selección sub 21 del PSOE andaluz -Rafael Velasco, como vicesecretario general, Susana Díaz en Organización y Mario Jiménez como portavoz-, y nuevos equipos en el Gobierno, con Mar Moreno como consejera de Presidencia.

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Cuando falta un año para una nueva llamada a las urnas, que según Griñán será el 4 de marzo de 2012, la legislatura andaluza se ha consumido sin ninguna acción ni iniciativa del Ejecutivo. El Gobierno andaluz se ha hecho cinco fotos oficiales desde las elecciones de marzo de 2008, tal ha sido el trasiego de consejeros entrantes y salientes (Rosa Aguilar duró 18 meses). El PSOE andaluz es ahora mismo un polvorín en potencia. Nadie cuestiona públicamente ni a Griñán ni a su equipo, todo se sigue aprobando por unanimidad, no hay movimientos organizados, pero existe sensación de que el PSOE ha tropezado al final de una escalera sin barandilla y solo le queda ya rodar hasta el último escalón. "El liderazgo de Griñán está supeditado a los resultados de las municipales". Esta afirmación de un dirigente provincial la suscriben muchos otros.

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