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El líder de los socialistas dirigirá su agenda sin admitir presiones de ningún sector

Los miembros de la ejecutiva del PSOE escucharon el pasado lunes a su secretario general la advertencia de que no admitirá presiones de nadie en relación a su futuro. Es decir, en su agenda manda él, según traducen personas de su entorno.

Después de esa observación, José Luis Rodríguez Zapatero dejó claro que su actuación se guiaría por lo que considere mejor para España y para el PSOE, y que lo haría con la "máxima responsabilidad". La misma que les pidió a todos para que no dieran la impresión ante los ciudadanos de que el PSOE está ocupado en asuntos ajenos a los intereses generales, en un momento, además, especialmente crítico en el panorama internacional, con la crisis política en el norte de África y las convulsiones económicas que afectan a Portugal.

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Detrás de estas consideraciones hay irritación en el presidente del Gobierno, que ha visto con cierta perplejidad cómo, sin consultar con él, algunos han tratado de planificarle la agenda y el orden del día de su actuación sobre su futuro.

Ahora, la mayoría de los consultados reconoce que no se ha emitido ninguna señal desde la presidencia del Gobierno, ni en un sentido ni en otro.

Es cierto que ha sido muy intenso el debate entre los líderes territoriales sobre qué les convenía más a ellos en relación con sus elecciones autonómicas.

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En los últimos días y, particularmente tras el pasado fin de semana, se ha producido una reacción crítica en dirigentes de la ejecutiva del PSOE hacia el comportamiento de algunos líderes regionales por haber abierto a destiempo un debate que perjudica estratégicamente al partido y a sus propios intereses como candidatos en su territorio.

Algunos, como el lehendakari, Patxi López, han sido conscientes de ese problema hace ya tiempo; la pasada semana, durante su participación en el Foro del diario Abc, el jefe del Gobierno vasco rechazó pronunciarse sobre el debate de la sucesión.

Ahora probablemente ya es tarde, y a los líderes territoriales les resulta indiferente que el anuncio de Zapatero se produzca o no. Lo que no querrían en ningún caso es que se celebraran elecciones primarias en las próximas semanas, en plena campaña electoral.

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