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La muerte de Bin Laden | Reacciones en el mundo islámico

El secuestro de europeos es la mayor amenaza de Al Qaeda en el Magreb

La organización no logra implantarse en Marruecos y retrocede en Argelia

El ministro del Interior marroquí, Taieb Cherkaoui, aseguró el pasado fin de semana que "la manera en que fue perpetrado [el atentado de Marraquech] recuerda al estilo habitual de Al Qaeda". Cinco días después de la voladura del café Argana, que causó 16 muertos en la ciudad más turística de Marruecos, los secuaces en el Magreb de la organización que fundó Osama bin Laden no parecen ser los autores del brutal golpe terrorista.

Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) está desde hace años en declive. No ha logrado implantarse en Marruecos ni en Túnez. En Argelia, su cuna, es cada vez menos activa desde su aparición, en 2007. Aunque el Ministerio del Interior argelino no publica datos oficiales, los recuentos de muertos por terrorismo que da a conocer la prensa demuestran que cada vez son menos numerosos.

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Fue hace ya algo más de cuatro años cuando el Grupo Salafista de Predicación y Combate decidió convertirse en vasallo de Bin Laden y cambió su nombre por el de AQMI. Ayman Zawahiri, el número dos de la organización, le dio la bienvenida en un vídeo. Poco después asestó su mayor golpe con la voladura, en abril de 2007, de edificios gubernamentales en el centro de Argel, pero desde entonces ha sido incapaz de volver a actuar en la capital. Solo se mantiene activa en zonas rurales y montañosas. Su líder es Abdelmalek Droukdel.

La represión del Ejército argelino, junto con la política de reconciliación del presidente Abdelaziz Buteflika, salpicada de amnistías, ha hecho mella en las filas terroristas. Si el llamado islam político, aquel que opta por la participación para imponer sus ideas, está en auge en el Magreb, el violento está en decadencia.

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Su único éxito reciente es su implantación, desde 2008, en el Sahel, sobre todo en Malí, Mauritania y Níger. Los secuestros de turistas, voluntarios o funcionarios occidentales que lleva a cabo se han convertido, junto con el contrabando, en una importante fuente de ingresos con la que paga a las familias de sus miembros, compra armas y perpetra atentados. Se calcula que desde hace tres años ha podido recaudar más de 20 millones de euros.

Tres voluntarios españoles de la ONG Barcelona Acció Solidaria fueron apresados, en noviembre de 2009, a 170 kilómetros al norte de Nuakchot (Mauritania) y liberados entre marzo y agosto de 2010 después de que intermediarios locales entregaran a los terroristas un rescate que les dio el CNI, el servicio secreto español.

AQMI mantiene en su poder a cuatro rehenes franceses que fueron apresados en septiembre, junto con otros tres que ya han sido liberados cerca de la mina de uranio de Arlit (Níger), donde trabajaban para una multinacional francesa. Se teme que sean asesinados, en venganza, como lo fue en julio en Malí el septuagenario Michel Germaneau tras el fracaso de una operación de rescate franco-mauritana.

El último gran atentado que ha padecido el Magreb, el de Marraquech, fue cometido con un mando a distancia, según el ministro del Interior marroquí. Su autor dejó en el café Argana una bomba cuya explosión se produjo después de su salida del local.

Ese no es el estilo de Al Qaeda ni de sus seguidores en Marruecos, donde nunca se ha utilizado este sistema. En la mayoría de los casos, en 2003 y 2007, fueron terroristas suicidas los que actuaron en Casablanca. Otras veces se trató de una mera agresión con armas blancas a policías o turistas occidentales.

Se apuntaba también a AQMI como responsable del atentado de Marraquech porque el 25 de abril, tres días antes de que se produjera, fue colgado en Internet un vídeo en el que un marroquí amenazaba a las autoridades de su país al tiempo que exigía la liberación de los presos islamistas. Anne Giudicelli, que dirige en París la consultora Terrorisc, reveló que se trataba, en realidad, de parte de un vídeo de 2007.

"Su reaparición, ahora, no es una casualidad", declaró a este periódico por teléfono. "El propósito es, probablemente, influir sobre la investigación y reforzar la hipótesis de que AQMI está detrás" de lo sucedido en Marraquech. La tragedia coincide con el inicio de un proceso de reformas.

El rey Mohamed VI excarceló, el 14 de abril, a 92 presos, en su mayoría islamistas radicales pero no violentos. Los integristas que aún permanecen en prisión han difundido vídeos y comunicados en los que rechazan el atentado con la esperanza de que se produzcan más indultos reales.

Los cooperantes Albert Vilalta (izquierda), Alicia Gámez (centro) y Roque Pascual, durante su secuestro.
Los cooperantes Albert Vilalta (izquierda), Alicia Gámez (centro) y Roque Pascual, durante su secuestro.

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