_
_
_
_
_
Elecciones municipales y autonómicas

El Movimiento 15-M reclama crear mecanismos contra la corrupción

La organización apuesta por tomar "pacíficamente" la sede de un banco

Pablo Ferri

El Movimiento 15-M crece y crece en Valencia. Ya no es que sea mayor que otros días, que lo es, sino que ha demostrado una gran capacidad de organización. Los indignados lucían su hartazgo desde la manifestación del domingo pasado pero aún no habían concretado una respuesta. Ayer lo hicieron. El Movimiento 15-M y la plataforma Democracia Real Ya, convocantes el domingo, leyeron ayer por la tarde sus manifiestos y aseguraron que no aceptarán políticos corruptos, barreras electorales que marginen a los partidos minoritarios y refuercen el bipartidismo o expedientes de regulación de empleo de empresas con beneficios.

Las 70 personas del lunes dieron paso a las 350 del martes, a las 1.000 del miércoles y a unas 8.000 ayer, según el cálculo realizado por EL PAÍS. Ante ellos, la organización desgranó el texto consensuado en asamblea el miércoles y desveló las acciones que preparan, entre ellas, la toma "pacífica" de un banco o la ocupación, también "pacífica", de una oficina del Inem.

8.000 'indignados' asisten a la cuarta concentración de la semana en Valencia
Más información
La delegación del Gobierno permite las concentraciones el fin de semana en Valencia

La plaza del Ayuntamiento registró gran actividad, ya que además de la concentración albergó una protesta de la Plataforma pel l'Ensenyament Públic y otra de los trabajadores de la EMT

En Alicante, el Movimiento 15-M apareció igualmente. Desde las 20.30, cientos de indignados, 600 según la policía, unos 1.000 para la organización, se concentraron en la plaza de la Montañeta. Un señor de unos 70 años se llevó la ovación de la tarde al pedir a los jóvenes que no se rindan. "Estamos con vosotros", exclamó. En Benidorm se concentraron otras 200 personas y en Castellón, medio millar más.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"No me sorprende demasiado", afirmaba ayer el periodista Guillermo Gómez-Ferrer, "las crisis económicas acentúan cierta insatisfacción", argumentaba. Gómez-Ferrer publicó hace unos meses El Despertar de una Generación Dormida, un ensayo sobre ese "sentimiento de que hay algo que no funciona, una insatisfacción profunda que va más allá de lo económico". "Lo más importante ahora es seguir", apuntaba.

Los organizadores hablaban precisamente de eso, de seguir. Al margen de los manifiestos, anunciaron nuevas acciones y protestas para mantener y ramificar el movimiento. Además de la toma "pacífica" de un banco y unas oficinas del Inem, señalaron la necesidad de protestar frente a los centros de internamiento de extranjeros y hacer, en general, "todo lo que se pueda hacer para unir a todos en esto". Así lo explicaba ayer Juan, uno de los coordinadores de la comisión de comunicación de la asamblea.

Democracia Real Ya, en coordinación con el Movimiento, pidió "calma y paciencia para reconstruir España" y la plaza estalló en vítores y aplausos. Esa frase y las propuestas contra la corrupción provocaron las mayores ovaciones de la concentración, con permiso de la idea final, el gran objetivo: elegir una asamblea constituyente y modificar la Constitución, "adaptarla a nuestros días", como explicaba Dori, de la comisión jurídica.

Hay peligros, la concentración lo sabe. Los coordinadores y comisiones apuntalan sus estructuras y repiten las normas básicas para que la policía no pueda decir nada. "Todo el mundo es muy consciente de que no se debe imponer nada", incidía ayer el profesor de Sociología por la Universitat de València Rafael Xambó. De hecho, una de las únicas exigencias, además de las cívicas, es que se evite, en lo posible, nombrar a los partidos políticos y así evitar posibles problemas con la Junta Electoral. Por lo demás, todo el mundo puede hablar, aportar, proponer, crear, golpear cacerolas, quejarse. Todos.

Con información de Rebeca Llorente y Artur Balaguer.

La estructura veloz y las noches largas

En pocos días, las pequeñas asambleas que surgieron de las concentraciones del lunes han parido complejas estructuras de autogestión en las plazas de las ciudades de la Comunidad Valenciana. En Valencia, los organizadores del Movimiento 15-M anunciaban ayer que las comisiones, ya de por sí compartimentadas, se dividirían en subcomisiones para una "mayor eficacia". Las asambleas han ganado en ritmo con los días. Al principio se dialogaba mucho, nadie sabía a qué comisión ir o cuántas había. Hasta ayer funcionaban Comunicación Interna, Jurídico, Acción, Logística, Prensa y Creatividad. Comunicación se dividió entre la noche del martes y el miércoles, lo mismo que Creatividad. Se trata de optimizar recursos, resultar más eficiente.

Las noches sirven para eso estos días. Las asambleas proponen, apuntan y amontonan; las comisiones desbrozan, distribuyen, ordenan y redactan hasta bien entrada la madrugada, cuando la presencia es menor. Cualquiera, explica la organización, puede ir, apuntarse a la comisión que quiera y aportar lo que le parezca. Así, en la madrugada del jueves, Comunicación debatía sobre las lenguas en que traducir los documentos importantes. Había unas 40 personas, todas sentadas en el suelo. El responsable, portador de las propuestas de la asamblea, enumeraba cada una. Alguien dijo que además del inglés, el francés, el danés y demás, habría que pasarlo también al valenciano. Todos se mostraron de acuerdo y de repente se expresaban en esa lengua. Nadie quería molestar a nadie, nadie quería imponer, solo "tratar de hacer lo mejor, lo más justo". Así, la página web de la acampada, Valencia.tomalaplaza.net, refleja actualmente comunicados en castellano y valenciano. Quien se aburría de Comunicación o no tenía faena, se marchaba a dormir, a comer algo o a escuchar un pequeño concierto de guitarra. La plaza era suya.

En Alicante, las cosas van más despacio. Ayer, la asamblea funcionaba como en Valencia en días pasados. Cada uno decía lo que quería, informa Rebeca Llorente. Cada uno tomaba el megáfono y se expresaba.

Igual que en Valencia, en Alicante mucha gente deja comida en la acampada estos días. En la capital, Vicent, profesor de instituto, dejaba unas cuantas bolsas con pan, agua y empanadas ayer por la tarde. "Que ya está bien hombre, que ya está bien. Esto que hacen es excepcional", exclamaba entusiasmado. Una portavoz de la Plataforma per l'Ensenyament Públic, que se manifestaba antes de la asamblea en la plaza, comentaba sonriente que no se esperaba una respuesta así. "No pensaba que la gente joven fuese a actuar, no creía que llegasen a hacerlo", contaba.

Las propuestas

- Corrupción: Incapacitación permanente para los condenados; establecer mecanismos para controlar la gestión pública.

- Bipartidismo: Calma y paciencia para reconstruir al margen del sistema bipartidista. Reforma de la Ley Electoral: no a la barrera del 5% de los votos para conseguir representación y establecer un sistema que refleje la diversidad y de voz a partidos minoritarios.

- Consultas populares: Referendos para decisiones importanes de ámbito socioeconómico. Facilitar las Iniciativas Legislativas Populares. Consulta popular para aprobar presupuestos a nivel estatal, regional y local.

- Control bancario: Prohibir cláusulas abusivas, en especial las de las hipotecas. Establecer impuestos a transacciones financieras especulativas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_