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La crisis del euro | La reacción de Bruselas

La eurozona se muestra incapaz de frenar el contagio

La UE solo promete préstamos baratos a los países con problemas - El segundo rescate de Grecia sigue en el aire

Andreu Missé

Tras largas negociaciones, los ministros del euro solo lograron prometer un abaratamiento de los préstamos a los países que han recibido rescates. Sin embargo, la cuestión de fondo relativa a la contribución de la banca en el segundo rescate de Grecia quedó sin resolverse. Según el comunicado, "los ministros están dispuestos a adoptar nuevas medidas que mejorarán la capacidad sistémica de la zona euro para reducir el riesgo de contagio". Los ministros hicieron esta declaración en un intento de calmar los mercados tras la jornada de ayer, en la que España e Italia resultaron muy castigadas.

La reunión no decidió ninguna medida precisa. "Las propuestas serán presentadas a los ministros en poco tiempo". "Tan pronto como sea posible", dijo Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, quien aseguró que no había ninguna reunión prevista para esta semana. Medios comunitarios no descartan otro encuentro de los ministros del euro antes de fin de mes. El comunicado incluye la posición del Banco Central Europeo, de que "cualquier percance crediticio o suspensión de pagos selectiva debe ser evitada", confirmando que la entidad no ha cedido sus posiciones.

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El acuerdo prevé "el aumento de la flexibilidad y el ámbito del Fondo Europeo de Estabilidad Financiero (EFSF)". Los ministros han acordado que este fondo transitorio de rescate, que será sustituido a mediados de 2013, podrá alargar la madurez de sus préstamos y rebajar sus tipos de interés. Además, los participantes en la reunión encargaron a un grupo de trabajo del Eurogrupo la propuesta de medidas para reforzar la respuesta política a la crisis. Este grupo "explorará las modalidades de financiación del nuevo programa multianual de ajuste, los pasos para reducir el coste del servicio de la deuda y los medios para mejorar la sostenibilidad de la deuda pública de Grecia".

Los ministros fueron incapaces de acordar un segundo rescate a Grecia de una cuantía próxima al primer paquete de 110.000 millones aprobado en mayo de 2010, tal como habían previsto hace semanas para esta fecha. La desestabilización de los mercados parece reforzar la posición del BCE contrario a una participación de los bancos que no sea estrictamente voluntaria.

El clima de preocupación había quedado patente tras la convocatoria urgente de una reunión previa a la del Eurogrupo por parte del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Al encuentro asistieron el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, el comisario Olli Rehn y Juncker. De la reunión, que había despertado muchas expectativas, solo trascendió un lacónico comunicado que indicaba: "Hemos procedido al intercambio de puntos de vista sobre las recientes evoluciones en la zona euro".

La puesta en marcha de un segundo rescate a Grecia ha sido condicionada por parte de cuatro países -Alemania, Holanda, Finlandia y Austria- a una sustancial participación del sector privado, es decir, a que la banca contribuya de alguna forma al pago de esta segunda factura. La primera idea de una participación de la banca fue suscitada por el ministro alemán de Finanzas a principios de junio. Wolfgang Schäuble sugirió canjear los bonos griegos en el momento de su vencimiento por nuevas obligaciones a siete años. La propuesta fue rechazadamente inmediatamente por el BCE, que advirtió que cualquier aplazamiento no voluntario sería considerado como default o suspensión de pagos. Trichet y otros dirigentes del BCE han advertido reiteradamente que cualquier fórmula que pasase por el default de un país sería catastrófica para la zona euro, con efectos más demoledores que la caída del banco estadounidense Lehman Brothers.

La crisis de los mercados ha dado por el momento la razón a Trichet y algunos países como España e Italia que cierran filas con el BCE. La vicepresidenta Elena Salgado recordó ayer que siempre se había mostrado "muy prudente" respecto a la participación del sector privado, por su temor a que se generara inestabilidad. "Estamos todavía a tiempo de revertir esta inestabilidad. Hay que ser realistas. Una solución cerrada no será posible previsiblemente hoy", añadió. No obstante, precisó que lo más importante es "dar imagen de unidad, firmeza y determinación de que haremos lo necesario para garantizar la estabilidad de la zona euro". Salgado admitió que la crisis ha alcanzado una dimensión "muy sistémica" y que "no se puede hablar de uno u otro país, sino de la estabilidad del euro en su conjunto".

Pero la imagen de unidad está muy lejos. Holanda insistió en que la participación privada es un requisito previo, algo que comparte con Alemania y Bélgica. Finlandia insiste en que sus nuevos préstamos estén garantizados por bienes públicos de Grecia. Dada la firmeza de Alemania y sus aliados, parece que la solución implicará siempre una participación de la banca. Una de las fórmulas que se barajan es ampliar al máximo el concepto de sector privado, incluyendo también a las compañías de seguros y a los fondos de pensiones. Otra es la recompra de bonos griegos por parte del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, aunque ello precisaría cambios en su regulación legal.

De izquierda a derecha, los ministros europeos de Finanzas Wolfgang Schäuble (Alemania), Evangelos Venizelos (Grecia), Elena Salgado (España), Jan Kees de Jager (Holanda), Giulio Tremonti, de espaldas (Italia), Luc Frieden (Luxemburgo) Y Michael Noonan (Irlanda), ayer en Bruselas.
De izquierda a derecha, los ministros europeos de Finanzas Wolfgang Schäuble (Alemania), Evangelos Venizelos (Grecia), Elena Salgado (España), Jan Kees de Jager (Holanda), Giulio Tremonti, de espaldas (Italia), Luc Frieden (Luxemburgo) Y Michael Noonan (Irlanda), ayer en Bruselas.T. ROGE (REUTERS)

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