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Madrid escucha las historias de los caminantes

Ya están aquí. Unos 500 indignados salieron de sus casas el 23 de junio con un mismo propósito: difundir el espíritu del 15-M por los pueblos y ciudades de España. Han sido cientos de kilómetros de viaje para llegar a la Puerta del Sol. Piro Portela, un informático de 60 años, viene de Barcelona, y agradece que el lumbago no le haya jugado una mala pasada. A Dani Gómez, un payaso y cuentacuentos de 30 años, le ha sobrado la mitad de la ropa: "Siempre he ido descamisado". Carles Junior, de 10 años, ha hecho el camino desde Valencia junto a su padre. Gregorio Herrero y Feliciana Mora, de la marcha procedente del sur, han celebrado sus 32 años de casados en plena ruta. Marion vino desde Toulouse (Francia) para unirse con los peregrinos de Zaragoza. Los masajes de Luis, un fisioterapeuta de 30 años, resultaron ser de gran ayuda para los caminantes de Barcelona. Rosita, una trabajadora social de 27 años, ha tenido que hacer la marcha desde Cádiz con varias pausas por trabajo. Francesc David, de 36, salió de Barcelona con los bicindignados y ha llegado en 11 días, pese a que que solo puede respirar por la mitad de cada pulmón. Todos están en la meta, aunque piensan que esto "no ha hecho más que empezar". Quieren cambiar el sistema, encontrar un futuro para sus hijos, acabar con los problemas del cambio climático, etcétera. Sus compañeros de Madrid les esperan. "De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste", gritan.

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