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Entrevista:ILDEFONSO DE MATÍAS | Exgerente de Metro de Madrid | La crisis de Metro

"No quiero que se pueda argumentar que mi presencia mediatiza la investigación"

Pilar Álvarez

El exgerente de Metro presentó por la mañana su dimisión y atendió por la tarde a las preguntas de EL PAÍS.

Pregunta. ¿Por qué se va?

Respuesta. Porque entiendo que los modelos de gobernabilidad de la compañía de los últimos años no son operativos. Debo abandonar mi puesto para que se tome una decisión y se busque el modelo adecuado.

P. ¿Por qué ahora, con una investigación recién abierta por posibles cobros ilegales en la empresa que usted dirigía?

R. El desgaste de los últimos meses ha sido muy fuerte y a él se ha unido el tema de las denuncias. No quiero que se pueda argumentar que mi presencia mediatiza la información interna. Por ambas razones, he creído oportuno abandonar mi cargo.

"No pensé que mi empresa familiar tuviera ahora esta repercusión"
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P. ¿Tiene algún tipo de relación con la trama?

R. Ninguna. Para mí fue una sorpresa conocerlo hace cuestión de unos días porque no habíamos tenido ninguna denuncia antes de ninguna de las 2.000 empresas suministradoras de Metro.

P. Un informe de Metro, fechado el pasado 13 de julio, dice que una empresa contratada en 2009 para poner bandas para invidentes no cumplía los requisitos de seguridad y su oferta era la cuarta tanto económicamente como por plazos. ¿Cómo es posible que el gerente no supiera todo eso cuando ocurrió?

R. Por mis manos pasan solo una parte de los contratos que se hacen. De cualquier manera, al saber la noticia, he tratado de conocer con el mayor detalle posible cómo se produjo esa adjudicación. Creo que hay que esperar porque existen cuestiones que no se han tenido en cuenta en el informe. Se dice que es la cuarta oferta, pero no que hubo otras descalificadas en medio.

P. ¿Pero no conoció antes los problemas que se fueron detectando con el pavimento?

R. El único problema que he sabido era de instalación de una de las bandas, que no se adhería de forma eficiente cuando se pretendía pegar al suelo. Pregunté, me dijeron que se había encontrado la solución y entendí que el asunto ya estaba resuelto.

P. ¿Quién firmó ese contrato?

R. Hizo la propuesta el técnico responsable de los elementos que ayudan a la accesibilidad, y esta pasó a niveles superiores sin inconveniente hasta llegar finalmente al director de área.

P. ¿Cuál es su relación con el consejero delegado de Metro, Ignacio González Velayos?

R. Desde hace meses, prácticamente nos relacionamos solo mediante escritos. Desde principios de este año, las reuniones han sido mínimas y siempre a petición mía. En todos los casos se ha dirigido a los directores de mi área de forma directa sin mandarme copia de los escritos a mí. [González Velayos aseguró ayer en su comparecencia ante los medios de comunicación que ambos mantienen reuniones "a diario"].

P. ¿Por qué cree que hay un problema de gobernabilidad en Metro?

R. Es un asunto de confrontación de competencias. Por mucho que se quieran separar las funciones del consejero delegado y del gerente en dos partes, llevarlo a la práctica en una empresa pública como Metro, que debe tener una gestión muy clara y bien definida, es muy complejo.

P. ¿Qué fórmula de gobierno propugna usted?

R. Cuando Metro funcionó realmente fue cuando tuvo un presidente con poderes ejecutivos que dirigía una organización formada por direcciones. Es la que había hasta que apareció la figura del consejero delegado en 2005. Se necesita poner a una sola persona con el apoyo total de las dos administraciones.

P. ¿Considera que hay un enfrentamiento entre Ayuntamiento y Comunidad?

R. Entiendo que, con independencia de que en muchos casos los intereses de ambas administraciones han sido coincidentes, en otros casos no ha sido tanto y esa no coincidencia de pareceres es lo que puede haber llevado a tensiones dentro de la empresa.

P. Si se confirma que existe un grupo de empleados que han tenido prácticas corruptas, ¿consideraría que usted ha tenido alguna responsabilidad por no haberlo detectado o no haberlo frenado?

R. Tendríamos que ver qué es lo que podría haber fallado en todos los sistemas de control de la compañía. Tenemos 7.000 trabajadores y una cantidad ingente de contratos que se gestionan de forma constante a lo largo del año. Hemos llegado a un crecimiento de la red enorme que ha dado paso a relacionarse de forma flexible y eficiente con proveedores. Hasta que no se sepa lo que ha pasado, no podremos decir si otro modelo de control de la contratación hubiera sido más eficiente.

P. Usted creó en el año 2000 una empresa familiar que hace control de obras públicas. Asegura que nunca ha trabajado para Metro. Pero, ¿no se ha planteado que pudiera ser incompatible con su cargo?

R. Primero trabajé en consultoras privadas; luego pasé a desempeñar cargos en Metro. Cuando la empresa empezó a tener actividad, pensé que debía dejar muy claro que eran dos mundos sin contacto.

P. ¿En Metro lo sabían?

R. Creo que no.

P. ¿Por qué no lo comunicó?

R. No pensaba que iba a tener la repercusión e importancia que ha tenido después.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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