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Detenido un policía por complicidad en el asalto al casino de Monterrey

Salvador Camarena

Un viejísimo chiste mexicano cuenta que si al caminar por una acera uno tuviera que elegir entre encarar a un policía o a un tipo de mala pinta, bien vale el riesgo de siempre elegir al segundo, pues el primero seguro que querrá abusar. Sin embargo el asunto ya no da para bromas cuando al cumplirse justo una semana del peor ataque a población civil en México las autoridades detienen y acusan a un policía de formar parte del grupo criminal que perpetró la matanza de 52 personas en el Casino Royale de Monterrey.

Miguel Ángel Barraza Escamilla, desde hace nueve años policía del Estado de Nuevo León (noreste del país), fue señalado la medianoche del jueves (hora mexicana) como uno más de los criminales que prendieron fuego al Casino Royale la tarde del 25 de agosto, cuando en el interior del local de apuestas se encontraban unas 300 personas.

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Con base en los vídeos que muestran cómo operaron los criminales al llegar al Casino Royale, las autoridades de Nuevo León aseguraron que Barraza Escamilla vigiló el atentado desde una camioneta marca XTerra que detuvo su marcha frente al local de apuestas al tiempo que sus presuntos cómplices entraban armados y con gasolina al casino. La detención tuvo lugar en la ciudad de Monterrey y la llevó a cabo la Policía Federal, que a partir del incendio desplegó 1.500 agentes más en Nuevo León. Con el caso de Barraza Escamilla ya son seis las personas detenidas por las autoridades en torno al caso del Casino Royale. El Gobierno cree que un total de 12 personas, entre las que también habría dos mujeres, participaron en el ataque.

La implicación de policías en el crimen organizado ha sido denunciada por distintos sectores. Desde diciembre de 2006 hasta mayo pasado, durante el mandato de este Gobierno, más de 47.000 agentes, de los cuales 25.000 pertenecen a grupos policiales del Estado, han sido destituidos por distintos motivos, entre los que destaca el que no aprobaran las evaluaciones de certificación de confianza.

[Por otra parte, los cadáveres de las periodistas mexicanas Marcela Yarce, de la revista Contralínea, y Rocío González Trápaga, quien trabajó varios años para la cadena Televisa, fueron hallados ayer en un jardín del sureste de Ciudad de México, informa Efe. Fuentes cercanas a esta revista de investigación dijeron que las mujeres aparecieron estranguladas y desnudas.Contralínea, con nueve años de vida, ha abordado temas de corrupción y sus trabajadores han sido acosados en repetidas ocasiones. Con la muerte de estas dos reporteras, suman ya 74 los informadores mexicanos asesinados desde el año 2000, según las organizaciones humanitarias].

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El cadáver de Rocío González, en un parque de México.
El cadáver de Rocío González, en un parque de México.REUTERS

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