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Rusia se opone a que el Consejo de Seguridad apruebe mayores sanciones contra Siria

La cifra de víctimas de la represión siria sigue creciendo, y con ella la crisis toma una dimensión más sangrienta. Naciones Unidas la eleva ahora a 2.600 personas muertas en las protestas antigubernamentales que estallaron a mediados del pasado marzo. Pero crece también la división en el seno del Consejo de Seguridad. Rusia volvió a dejar claro que se opondrá a cualquier acción para aumentar la presión contra el régimen de Damasco.

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, fue rotundo ayer desde Moscú: "No hay necesidad de seguir esta dirección ahora". Su negativa a elevar la presión sobre Siria se produce mientras desde el interior del país los activistas redoblan las denuncias contra tropas enviadas por el presidente, Bachar el Asad, que siguen atacando a los manifestantes y cortando las carreteras, la luz y el teléfono en Hama.

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La última cifra de fallecidos a causa de la represión supera en 400 la que se facilitó en agosto. Navi Pillay, alta comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, aseguró ayer ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra que las cifras son "fiables" y proceden de fuentes sobre el terreno, a pesar de que el organismo no tiene personal para supervisarlas.

El choque entre las grandes potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad es evidente. Hasta el punto de que el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, consideraba el pasado fin de semana un "escándalo" que no haya una clara condena por la negativa de Moscú a actuar. París advierte que ya es muy tarde para aplicar un programa de reformas, y cree que el régimen ha perdido toda su legitimidad. Francia, que actúa en coordinación con EE UU en el órgano que vela por la paz mundial, cree urgente que se adopte una resolución sancionadora y que se apoye el diálogo con la oposición. Este enfrentamiento que podría repetirse si la Autoridad Palestina formaliza este mes la solicitud para su reconocimiento como Estado en la ONU, aspiración que apoya Rusia pero que puede vetar EE UU.

El último borrador de resolución sobre Siria circuló el pasado 24 de agosto, patrocinado por cuatro países europeos con asiento en el Consejo de Seguridad. Entre otras medidas, apoyadas por EE UU, recoge la imposición de un embargo de armas para poner freno a la represión. Damasco rechazó ayer las cifras de muertes que maneja Naciones Unidas.

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Bouthaina Shaaban, asesora de Bachar el Asad, las rebaja a 1.400 fallecidos, y precisa que la mitad corresponden a miembros de los cuerpos de seguridad. No lo ve así el Consejo de Cooperación del Golfo, que ha hecho un llamamiento "al cese inmediato de la maquinaria asesina" y reitera su demanda de reformas serias que respondan a las aspiraciones del pueblo.

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