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El consejo del Banco de Valencia cesa tras la entrada del FROB

Sindicatos y oposición exigen responsabilidades por la gestión de la entidad

José Manuel Oliver, Fernando Viladomat y Margarita Reyes, los tres administradores designados por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) asumieron ayer toda la responsabilidad de la gestión del Banco de Valencia. El consejo en pleno cesó en sus funciones. Aurelio Izquierdo, quien ocupó la presidencia el 28 de octubre tras la renuncia de José Luis Olivas ha resultado ser el presidente más efímero del Banco de Valencia.

El relevo responde a la mecánica de la intervención del Banco de España para evitar la quiebra de la entidad con la inyección de 1.000 millones de euros de capital y la concesión de un crédito de otros 2.000 millones de euros para garantizar la solvencia de la entidad. El FROB administrará el Banco de Valencia "con el objetivo de estabilizarlo y recapitalizarlo y así hacer posible una posterior enajenación a otra entidad mediante un proceso competitivo". Es decir, sanear el balance de la entidad para venderla en pública subasta al mejor postor.

CC OO apela a la fiscalía para "depurar responsabilidades"
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El desembarco del FROB en el Banco de Valencia constituye la primera intervención pública de un banco en España desde que se desató la crisis financiera internacional en otoño de 2007. Hasta la fecha sólo se habían intervenido tres cajas de ahorros.

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La intervención por el Estado de la última entidad financiera netamente valenciana tras la fusión de Bancaja con Caja Madrid y otras cinco entidades menores y la paralela intervención, en julio pasado, de la Caja del Mediterráneo (CAM), desató ayer una auténtica tormenta sindical y política.

Paco Molina y Conrado Hernández, secretarios generales de CC OO y UGT del País Valenciano, cargaron sin contemplaciones contra la "extraña gestión" del Banco de Valencia.

"Somos la única comunidad autónoma que se ha quedado sin referentes ni instrumentos financieros", apuntó Molina durante una concentración en la Estación del Norte de Valencia en defensa de los servicios públicos. Molina no dudó en exigir la intervención de la fiscalía para "depurar responsabilidades" sobre la gestión del Banco de Valencia. El dirigente de CC OO expresó su "profunda preocupación" por la situación de los pequeños empresarios de la Comunidad Valenciana y lamentó cómo "en un momento en que no está fluyendo el crédito", el Banco de España se vea obligado a inyectar 3.000 millones de euros para salvar el Banco de Valencia.

Molina se preguntó: "¿Quién responde de esa gestión?". Y añadió: "La dimisión [de José Luis Olivas] no basta".

Hernández, por UGT, se expresó en términos parecidos: "La situación del Banco de Valencia es producto de la facilidad con que han abordado un montón de proyectos inmobiliarios sin ningún tipo de rigor y de operaciones un poco extrañas que hicieron al albor de intereses más políticos que de gestión del banco".

El secretario general de UGT reclamó que se analice lo sucedido para "exigir las responsabilidades que corresponda". "No parece normal que pase lo que pase se inyecte dinero público, metan dinero del FROB y no pase nada más", añadió, "no parece razonable que dimita Olivas solamente, habría que analizar mejor ese escenario y nos gustaría que se asumieran las responsabilidades completas para evitar que se repitan situaciones de este tipo".

En el ámbito político, los portavoces del PSPV y Esquerra Unida apuntaron hacia el PP y la Generalitat. Jorge Alarte, secretario general de los socialistas valencianos, afirmó que "el PP debe asumir la responsabilidad del descrédito de la economía valenciana" y reclamó al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, que explique "cuál es la actual situación y cómo se ha llegado hasta ella". "Bancaja ha sido un instrumento de los populares durante años y el Banco de Valencia era una entidad controlada por Bancaja", recordó Jorge Alarte.

Marga Sanz, de Esquerra Unida, reclamó la inmediata comparecencia ante las Cortes de Enrique Verdeguer, consejero de Economía, pero extendió su solicitud a la persona de José Luis Olivas, presidente del Banco de Valencia hasta el 28 de octubre y todavía presidente de Bancaja. "Siempre deniegan comparecencias de personas sin responsabilidad política", asumió Sanz, pero "ante una situación tan grave es necesaria la comparecencia" del presidente de Bancaja, titular del 38% del capital del Banco de Valencia.

Enric Morera, portavoz de Compromís, cargó contra los dos partidos mayoritarios. "Tanto el PP como el PSPV han aplaudido la pérdida en un año del sistema financiero valenciano, ya que aplaudieron cuando se hablaba de fusión de Bancaja y Caja Madrid y en realidad ha sido una absorción por culpa de unos gobernantes incompetentes". Morera auguró una "hecatombe" del crédito porque ya no habrá "entidades financieras ligadas al territorio" tras la intervención del Banco de Valencia.

José Vicente González, presidente de la patronal autonómica Cierval, constató los hechos: "Se han perdido las sedes de las entidades financieras en la Comunidad Valenciana y no sabemos qué va a pasar con el Banco de Valencia". Y solicitó que, una vez saneada, la futura entidad no pierda "esa sensibilidad especial" hacia el territorio.

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