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Las dudas sobre el resultado de la cumbre europea tumban el euro

Italia sufre para colocar deuda y su riesgo se dispara - Las Bolsas europeas caen el 5% en tres días - La banca española se ve obligada a pedir más liquidez al BCE

La victoria fue para los luteranos defensores del rigor y la austeridad. Los otros, los que preferían buscar una solución inmediata para sacar a la zona euro del lío en el que lleva ya demasiado tiempo estancada, abandonaron la cumbre con las orejas gachas. Ni eurobonos ni una mayor intervención del Banco Central Europeo (BCE). Tampoco, como advirtió la canciller Merkel el pasado martes, se ampliará el fondo de rescate. Por si no quedaba claro que los acuerdos adoptados por la UE la semana pasada eran insuficientes, los mercados se han encargado de repetirlo cada día desde entonces. Ayer, por primera vez en un año, el euro dejó atrás el suelo de 1,3 dólares. Las Bolsas europeas han caído esta semana un 5% -un 6% la de Milán- y la prima de riesgo italiana está ya cerca de alcanzar la zona de máximo riesgo.

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En su intervención de ayer en el Bundestag, la canciller alemana hizo honor una vez más a su apodo de Frau Nein (Señora No). Angela Merkel defendió que el acuerdo alcanzado en Bruselas asienta las bases para una "unión fiscal" que servirá para superar la crisis de la deuda y "pone las vías para subsanar los fallos de construcción" de la unión monetaria. Dijo no a aumentar por encima de 500.000 millones de euros el fondo de estabilidad permanente; y dijo no a la propuesta de emitir deuda conjunta para los 17 países del euro. El camino emprendido, aseguró, "es irrevocable".

Mientras Merkel mantenía en el Parlamento federal que la eurozona "puede salir fortalecida" de la crisis, la moneda común se despeñaba. En los tres días laborables que han transcurrido desde la cumbre, el euro se ha depreciado en torno al 3%. Las Bolsas europeas, tras dos días de fuertes descensos, ayer perdieron más del 2%. Y la prima de riesgo española, en 376 puntos, repunta de nuevo.

"Los líderes europeos adoptaron medidas para solucionar asuntos del medio y largo plazo, pero al olvidarse de los problemas de financiación inmediatos ha provocado una decepción mayúscula", sintetiza Vicente Pallardó, del Instituto de Economía Internacional de Valencia. Se echa en falta, además, una estrategia que asegure el crecimiento de los países del sur con el que generar riqueza para pagar la deuda.

Resulta paradójico que sea la falta de credibilidad para salir de la crisis lo que esté debilitando al euro, ya esta pérdida de valor resulta beneficiosa para impulsar las exportaciones, uno de los pocos asideros que le queda a la economía europea. "Es cierto que es un efecto positivo, pero obedece al peor de los motivos", explica Pallardó. Las medidas de liquidez adoptadas por el BCE el jueves pasado también contribuyen a depreciar el euro. De fondo, en esta pérdida de valor late una sobrevaloración de la divisa europea que, según los expertos, se va a corregir lentamente. El analista Juan Ignacio Crespo se atreve incluso a hacer un pronóstico: una caída hasta el entorno de 0,85 dólares en los próximos dos años.

Todo el continente preocupa, pero ahora mismo el enfermo de Europa, el centro de todas las miradas, es Italia. Y ayer volvió a dar motivos para ello. Tras la subasta del lunes que se saldó con un precio altísimo, el Tesoro logró colocar 3.000 millones en bonos a cinco años. El pero, como ya es habitual, estuvo en el rendimiento: un 6,47%, el récord absoluto en más de 15 años. Además, la demanda en esta ocasión fue inferior a la de la última subasta similar, del pasado noviembre. El contagio en el mercado secundario fue instantáneo: la prima de riesgo se disparó. Italia tiene que ofrecer ahora un 6,8% de interés para encontrar inversores dispuestos a comprar sus bonos de diez años.

Para colmo de males, los planes de austeridad -como los que ha emprendido el Gobierno de Mario Monti y previsiblemente adoptará el español Mariano Rajoy tras ser nombrado presidente- amenazan con ahondar los problemas de crecimiento. Así lo reconoce el economista jefe del FMI. Olivier Blanchard dijo ayer que los esfuerzos de ahorro permitirán estabilizar la situación, pero añadió que considera "contraproducente" exigir a estos dos países una consolidación extrema, informa Sandro Pozzi.

Y a los problemas de crecimiento se une la falta de crédito para regar al resto de la economía. El cierre de los mercados de crédito desde mayo obligó a la banca española a aumentar en noviembre en un 28% la petición de liquidez al BCE, informa Íñigo de Barrón. El dinero solicitado alcanzó los 97.970 millones, con lo que regresa a los niveles de septiembre de 2010. Lo más llamativo es que las peticiones de las entidades españolas suponen el 26% de todos los bancos de la zona euro. El peso español en el eurosistema es del 12%, por lo que el dinero solicitado supera con creces su relevancia.

Los expertos creen que esta petición tan fuerte de liquidez no se hubiera hecho si las entidades hubieran sabido que el próximo martes llegará una subasta del BCE a un plazo de tres años. "Esto quitará presión sobre la liquidez", dice un experto, que cree que servirá para que pidan dinero al BCE al 1% y lo inviertan en letras del Tesoro al 5%. "En el camino, sin ningún riesgo, los bancos ganarán 400 puntos básicos de margen. Mientras, la economía sigue seca sin nada de crédito", critica esta fuente que pide el anonimato.

La canciller Angela Merkel, ayer durante su intervención en el Parlamento federal alemán (Bundestag).
La canciller Angela Merkel, ayer durante su intervención en el Parlamento federal alemán (Bundestag).TOBIAS SCHWARZ (REUTERS)

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