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Gallardón profundiza en la división de poderes en el Ayuntamiento y crea una sesión de control al alcalde

Elimina una de las nueve áreas de Gobierno, Obras y Espacios Públicos, cuya delegada pasará a presidir al Pleno.- Mantiene al resto de su equipo de Gobierno

Por convicciones políticas, por intereses prácticos y por estrecheces económicas ha anunciado esta mañana el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, una serie de cambios en el Ayuntamiento de distinto calado. Los primeros supondrán un cambio con vocación de permanencia para encauzar la naturaleza ambidiestra del poder municipal, intrincadamente legislativo y ejecutivo. Los segundos son apenas retoques para afinar el Gobierno local de acuerdo con sus prioridades para los próximos cuatro años. Los últimos, apenas apuntados ayer como un aviso de huracán, tienen visos de convertirse en una traumática dieta de adelgazamiento para el aparato municipal.

Hay 8.116 Ayuntamientos en España. El 60% de esos municipios no supera el millar de habitantes. Las grandes ciudades, con más de 50.000 habitantes, no constituyen ni el 2%. Sin embargo, el sistema de Gobierno municipal ha sido tradicionalmente el mismo en los pueblitos y en las urbes mastodónticas: el pleno ejercía labores normativas (emitiendo ordenanzas) al tiempo que supervisaba todas las decisiones tomadas por el alcalde y su equipo. Eso comenzó a cambiar en 2003. Gallardón sustrajo la función ejecutiva al pleno a favor del Gobierno municipal, usando como ariete la Ley de Grandes Ciudades.

Este mediodía, tras tomar posesión como alcalde por tercera vez, anunció una serie de medidas para afianzar ese camino, similar al que rige al Estado y las Comunidades Autónomas, frente a un sistema "menos eficaz" que, hace ocho años, calificó de "confusión histórica absurdo". Citando a Thomas Jefferson, Gallardón señalaba que "la sociedad madrileña prefiere los sueños del futuro a la historia del pasado", y avanzaba "nuevo pasos" para "remarcar la debida diferenciación entre pleno y alcalde", "reforzando las funciones de control político" del primero "para consolidar el sistema de gobierno parlamentario en el Ayuntamiento de Madrid".

Una 'sesión de control' al alcalde

Hará lo que pudo (y dijo querer) hacer en 2003: delegar la presidencia del pleno, desde la primera sesión ordinaria (este mismo mes), y con la única excepción de los actos protocolarios. Asumirá ese cargo Paz González, que en el pasado mandato era concejal de Obras y Espacios Públicos (un área de Gobierno que ahora desaparece), y que además asumirá la presidencia de las comisiones permanentes ordinarias. Desligado ya de esa responsabilidad, el alcalde promete someterse a una pregunta de cada uno de los grupos de la oposición (PSM, IU y UPyD), a modo de la sesión de control al Gobierno. Además, se acometerá una reforma del reglamento para poder constituir una Mesa del Pleno en la que también esté representada la oposición.

En su Gobierno, el alcalde ha introducido algunos retoques menores, más allá de la eliminación de una de las áreas de Gobierno, para ajustarse a unas "claves muy distintas" a las de los dos mandatos anteriores, fundamentalmente por lo que ha calificado bondadosamente como un "momento especialmente complicado desde un punto de vista socioeconómico".

Cambios en los 'ministerios' municipales

Medio Ambiente, que seguirá al cargo de Ana Botella (además, segunda teniente de alcalde), incorpora un nuevo apellido, Movilidad, pues asume las tareas de planificación y ordenación de esa competencia. Su vigilancia y control (multas, grúas, agentes de movilidad) se mantienen eso sí en el área de Seguridad, en la que permanece también Pedro Calvo; este, nombrado cuarto teniente de alcalde, incorpora la concesión de licencias de actividad (y, ojo, el "problema histórico" de revisar las actividades ya en funcionamiento que no cumplen con los requisitos para ello en materia de protección civil). El control sobre las vías públicas, del área de Gobierno eliminada, también queda en manos de Medio Ambiente.

En el área de las Artes sigue Alicia Moreno, único miembro del equipo de Gobierno que no formaba parte de la candidatura electoral del PP. Incorpora una nueva competencia, la calidad del paisaje urbano, que antes pertenecía a Urbanismo, pero en general su ambición se restringe al ámbito de la "actividad cultural", "una vez culminadas las obras de rehabilitación y ampliación" del Matadero, el Conde Duque y el nuevo centro en el Palacio de Cibeles.

El área de Economía, Empleo y Participación Ciudadana dispondrá de más recursos, en este caso dinero y mando en plaza, para centralizar la prometida batalla por el empleo. Continúa al frente Miguel Ángel Villanueva; como en Hacienda y Administración Pública sigue Juan Bravo (tercer teniente de alcalde); en Familia y Servicios Sociales, Concepción Dancausa; y como vicealcalde, Manuel Cobo.

La administración, a dieta

El tercer vértice de cambio, junto a la separación de poderes municipales y la asignación de carteras de Gobierno, apenas lo bosquejó ayer Gallardón, pero ya se anunciaba tormentoso en la vaguedad de su enunciado: "Todas las áreas abordarán, a partir de la próxima semana, un proceso de revisión de sus estructuras con objeto de una racionalización (...) y reducción del soporte administrativo, (...) que se realizará con toda la profundidad necesaria, alcanzando también a la configuración del sector público empresarial y a una disminución del número de efectivos que integran la categoría de personal eventual". Es decir, menos altos cargos, menos asesores, tal vez menos empresas u organismos públicos, tal vez menos direcciones generales... Un programa de adelgazamiento en toda regla, muchas veces anunciado en las últimas semanas pero aún sin concretar.

Esa promete ser la principal vía de ahorro en materia administrativa a corto plazo, junto a otra declaración de intenciones de carácter ya casi histórico: delimitar los servicios que el Ayuntamiento debe y quiere ofrecer, y acordar con el Estado y la Comunidad de Madrid qué hacer con el resto que ahora presta. Para ello, "entablará contactos" con el Gobierno regional "desde la próxima semana", con el deseo de llegar a un acuerdo antes de que el otoño traiga los presupuestos para 2012.

El estreno de UPyD

En este y otros sentidos contará con el respaldo de una oposición que, al menos en la sesión de ayer, se mostró conciliadora y dispuesta "a arrimar el hombro", según dijo UPyD, "con lealtad institucional", como apostilló el PSM. Esta primera formación, UPyD, se estrenaba en el Ayuntamiento, tras obtener cinco concejales el pasado 22 de mayo. Según expresó su líder municipal, David Ortega, respalda las intenciones de Gallardón de delimitar las llamadas competencias impropias del Ayuntamiento, y prestará su ayuda "con generosidad" para reducir la deuda. Para elllo, propone congelar el Impuesto sobre Bienes Inmuebles y la conocida como tasa de basuras; y, al tiempo, reducir el gasto "innecesario", o sea, "altos cargos y asesores". Además, Ortega abogó por estudiar la viabilidad de las empresas municipales Madrid Movilidad, Promoción Madrid y Madrid Arte y Cultura, y "redefinir la actividad" de la Empresas Municipal de la Vivienda y Madrid Espacios y Congresos.

IU y los indignados

El portavoz de IU, Ángel Pérez, incidió en la necesidad de crear empleo de calidad, revisar el plan urbanístico para construir "una ciudad a escala humana, con más calidad de vida", y "descentralizar" el Gobierno de la ciudad aplicando "impulso político" a los 21 distritos "para favorecer la participación ciudadana".

Pérez, muy crítico en cualquier caso con lo que considera una doble personalidad del alcalde, como gestor manirroto en sus promesas y terriblemente austero en su gestión real, fue el único que se refirió a las protestas que se desarrollaban al otro lado de los muros de la Casa de la Villa, donde cientos de personas pitaban, gritaban y hacían ruido, en general, de cualquier forma posible con un mensaje claro para los representantes políticos: "No nos representáis". En opinión de Pérez, "se equivocan en el objetivo, pero reprimir [su protesta] de forma excesiva e inncesaria también es una equivocación". En su opinión, la mala gestión de la crisis económica ha volcado las críticas contra la clase política, lo que, llegado el caso, podría incluso dañar la democracia.

La alternativa socialista

El líder socialista, Jaime Lissavetzky, también ha apostado por la descentralización del Gobierno municipal, con "más democracia urbana, más proximidad, mayor cercanía del ciudadano con los centros de decisión". "Madrid es una gran ciudad de pequeñas ciudades", ha asegurado, en defensa de la gestión por distritos y barrios, y buscando la igualdad territorial: "Los nueve distritos del sureste, de los 21 existentes, suman el 57% del paro registrado", expuso a modo de ejemplo de déficit en este sentido.

Lissavetzky citó a Ortega ("lo importante no es el número de amigos con los que un político cuenta, aun entendiendo por amigos todo los que honradamente coinciden con sus ideas; lo importante es la adhesión de los adversarios, la cual solemos llamar respeto") para instar a Gallardón a buscar el consenso con la oposición pese a ostentar la mayoría absoluta. Él, por su parte, se comprometió a ejercer con igual premura y constancia la lealtar institucional de una oposición "útil, dura pero conciliadora", con la construcción de una alternativa política en la que puedan fijar los ojos los ciudadanos.

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