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La seguridad es ya una obsesión en Pekín

La ciudad redobló las medidas de protección tras el atentado que mató a 16 policías en Xinjiang

La seguridad, una de las máximas prioridades del férreo régimen chino desde que Pekín fuera designada como sede de los Juegos Olímpicos, se ha convertido ya en una obsesión tras el atentado del pasado lunes que costó la vida a 16 policías en Xinjiang, en la zona noroeste del país. Cacheos constantes a los turistas en la emblemática plaza de Tiananmen; sofisticados detectores de explosivos en las entradas del Metro; baterías con misiles tierra-aire cerca del inmenso Parque Olímpico; patrullas constantes de decenas de miles de policías y soldados en las calles y en el aeropuerto, revisión enfermiza de las acreditaciones de los periodistas... A dos días de la ceremonia inaugural, que los organizadores preparan con mimo, todo es poco para sofocar cualquier tipo de protesta y, especialmente, otro ataque terrorista que sacuda la tranquilidad de unos Juegos que van camino de convertirse en un escaparate para la propaganda del autoritarismo chino.Vídeo: AGENCIA ATLAS
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