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Reportaje:

Las promesas no cumplidas de Annapolis

La conferencia de paz celebrada en EE UU concluyó con el compromiso de crear un Estado palestino libre antes de 2009.- Un año después, las partes coinciden en la escasez de avances

Patricia R. Blanco

Pocos creyeron al presidente de EE UU, George W. Bush, cuando anunció el inicio de las negociaciones para la creación de un Estado palestino viable antes de enero de 2009. La declaración conjunta acordada en Annapolis el 27 de noviembre de 2007 entre el entonces primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, fue acogida con gran escepticismo por la opinión pública mundial, que no dio credibilidad a un proceso que no contaba con el apoyo de Hamás. Un año después, ambas partes coinciden en que el compromiso de iniciar los contactos "para concluir un tratado de paz" que resolviera "todos los temas pendientes" ha dado pocos resultados.

"El proceso de Annapolis nació muerto, sin posibilidades de éxito. Todavía no se han resuelto, después de un año de negociaciones, ninguno de los puntos más espinosos del acuerdo final", afirma Yossi Alfpher, director del Centro Jaffe de Estudios Estratégicos de la Universidad de Tel Aviv y antiguo asesor del ex primer ministro israelí Ehud Barak, en alusión a la definición de fronteras, al retorno de los cuatro millones de refugiados palestinos, a los asentamientos judíos y al estatus de Jerusalén.

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La voluntad expresada en Annapolis de poner fin "al derramamiento de sangre, al sufrimiento y a las décadas de conflictos" tampoco ha prosperado. Según Raquel Martí, directora ejecutiva de la delegación española de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), es evidente que ambas partes han roto el intento de paz: "Israel hace incursiones en Gaza y sigue disparando a los barcos pesqueros palestinos y Hamás continúa lanzando cohetes Qasam en territorio israelí", sin olvidar que la división entre las facciones palestinas, escenificada con la última negativa de Hamás a continuar las conversaciones con Fatah en El Cairo, obstaculiza también el avance del proceso de paz.

La postura oficial de Israel sobre los progresos de Annapolis es, sin embargo, más esperanzadora. "Sé que ha habido un avance, no es espectacular pero sí progresivo, aunque no puedo decir nada de forma oficial porque las negociaciones se han llevado a puerta cerrada", asegura el embajador de Israel en España, Raphael Schutz, que explica que los resultados "no se han filtrado a la prensa porque se sigue el principio de que nada está acordado hasta que está acordado". Schutz considera que "en el pasado, los procesos de paz han tenido un perfil muy público y han terminado en fracaso". La "discreción es más eficaz", añade, e insta a la comunidad internacional a que tenga paciencia: "Cuando se trata de una decisión muy complicada con temas que requieren una negociación compleja, hay que dejar el tiempo necesario para llegar a un fin exitoso".

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Los datos de la UNRWA no discurren paralelos a la marcha de las negociaciones políticas a las que aluden fuentes israelíes. Solamente en Cisjordania se han hecho 480 redadas en los campamentos de refugiados, se han arrestado a más de 3.000 palestinos, han muerto unas 90 personas debido a las incursiones del Ejército israelí y hay 3.000 órdenes de demolición de infraestructuras palestinas en la Zona C -el territorio cisjordano bajo el control militar y administrativo de Israel, que supone el 60%- frente a las 847 licitaciones que ha expedido el Gobierno israelí para construir asentamientos de colonos en Cisjordania.

"La situación en Cisjordania ha empeorado drásticamente y experimenta un deterioro sin precedentes", subraya Raquel Martí, pero "es todavía peor" en Gaza, donde el cierre de las fronteras como respuesta israelí al lanzamiento de cohetes Qasam, ha provocado una escasez de combustibles que impide el funcionamiento de la central eléctrica de Gaza. "La falta de electricidad afecta a los hogares, pero, lo que es más grave, afecta también a los hospitales", explica Martí, que recuerda que en los centros sanitarios de la franja sólo hay 95 medicamentos esenciales de los 437 que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ningún suministro médico de los 174 aconsejados por el organismo. "La UNRWA alimenta a 800.000 personas del millón y medio que vive en Gaza y el Programa Mundial de Alimentos a otras 200.000, así que ¿quién alimentará a toda esta gente si continúan los bloqueos?", denuncia Martí, pero el embajador de Israel protesta al respecto: "Gaza es otra realidad. El problema básico es que está gobernada por Hamás y lanzan cohetes contra la población civil israelí. No existe ningún país que pudiera aceptarlo por mucho tiempo".

¿Sigue interesando el conflicto?

"La amenaza iraní para Israel es estratégicamente más urgente que el proceso de paz entre israelíes y palestinos", considera Yossi Alpher, que recoge el sentimiento general del desplazamiento de un conflicto que dura más de 60 años y que ha dejado de acaparar los primeros puestos de la agenda política internacional, ocupados ahora por otros asuntos como Irak, Afganistán o la crisis financiera mundial. Además, los procesos electorales en Israel, que votará un nuevo primer ministro a mediados de febrero, y en los Territorios Palestinos, que probablemente celebre comicios el próximo año para elegir a los miembros de la Autoridad Palestina, ralentizan las conversaciones de paz.

En opinión de Jeff Halper, director del Comité Israelí contra la Demolición de Casas (CAHD, en sus siglas en inglés) el conflicto de Oriente Próximo, "si bien no es el más sangriento del mundo, continúa siendo emblemático para los musulmanes" y, más aún, "representa todo lo que está mal en un mundo dominado por los americanos". Desde una óptica pragmática, Halper sostiene que la resolución del enfrentamiento entre palestinos e israelíes, no sólo es necesaria para estos dos pueblos sino que también conviene a EE UU, en la medida en que "el apoyo militar a Israel supone un coste de tres mil millones de dólares anuales a los contribuyentes" y la prolongación en el tiempo del conflicto "conduce a EE UU hacia un mundo cada vez más militarizado que engendra hostilidades que amenazan la seguridad americana".

Un niño palestino en una imagen tomada ayer al sur de la ciudad de Gaza.
Un niño palestino en una imagen tomada ayer al sur de la ciudad de Gaza.AP

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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