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La revuelta de Al Yazira

Cuando los desposeídos egipcios salen a la calle a expresar su hartazgo y a jugarse la vida, lo hacen conscientes de que sus movimientos los seguirán minuto a minuto millones de árabes del mundo entero. Lo saben, porque desde que la chispa de las revueltas populares saltara en Túnez, la cadena de televisión qatarí Al Yazira, se ha puesto al frente de la manifestación y ha hecho de las protestas su bandera. Los Gobiernos árabes temen la capacidad de movilización de la cadena panárabe y tratan de poner diques al mar de imágenes de rebeldía que emiten desde Doha.

Al Yazira ejerce estos días más que nunca de enfant terrible, que apoya y da voz a todo aquel que se oponga a los Gobiernos del mundo árabe apoyados por Occidente. Es la voz de la resistencia, con la que muchos árabes sintonizan.

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La cadena qatarí ha retransmitido de forma ininterrumpida las manifestaciones egipcias de los dos últimos días. No temen resultar repetitivos ni cansinos. Lo suyo es determinación. Horas y horas de imágenes de las protestas, acompañadas de entrevistas telefónicas con manifestantes y líderes opositores. Ni presentadores ni noticias de otras partes del mundo tienen cabida. "Escuche Mubarak, no pararemos hasta que no se vaya", advierten uno tras otro los egipcios en Al Yazira. También los líderes religiosos salen a la palestra y llaman a la revolución y a derrocar a los dirigentes que se eternizan. Yusuf al Qaradawi, líder espiritual de los Hermanos Musulmanes y prestigiosa autoridad suní, habló ayer alto y claro ante las cámaras de Al Yazira: "Presidente Mubarak, le recomiendo que se vaya de Egipto". Acto seguido, acusó al rais de estar "ciego, sordo y tonto". No faltan tampoco académicos y todo tipo de expertos, dispuestos a echar leña al fuego de las protestas en pantalla. "Al Yazira se ha posicionado del lado de la gente corriente, de los árabes de a pie frente a los Gobiernos. Lo hicieron durante la guerra de Irak y la de Gaza. Ahora es Yemen, Jordania, Túnez y Egipto. Lo que intentan es proyectar las aspiraciones y esperanzas de lso ciudadanos árabes", sostiene Mohamed Muhsen, profesor de comunicación política de la universidad Libanesa en Beirut. "Han conseguido que los oprimidos y los desfavorecidos se sientan identificados con su mensaje y se han convertido en el gran creador de opinión del mundo árabe", añade Muhsen.

Tanto, que los dirigentes del mundo árabe, temen a la cadena mucho más que a cualquier partido opositor. Saben que Al Yazira es capaz de movilizar y por eso la temen. Esta misma semana, el presidente yemení, Ali Abdullah Saleh -en su país se han registrado un par de protestas en los últimos días, que aún está por ver en qué quedarán- pidió a la cadena que evitara "acciones que alientan el caos, la violencia y el sabotaje en los países árabes".

En Egipto, Al Yazira fue expulsada el pasado viernes de la plataforma estatal desde la que retransmitía. "Nos cortaron al conexión con Nile Sat después de que recibieran un informe de las altas autoridades", indicó Ayman Gaballah, director de Al Yazira Live, en una entrevista televisada poco después de reestablecer la emisión, gracias al trabajo de los técnicos que lograron una conexión alternativa. Siete equipos de Al Yazira trabajan en Cairo además de los reporteros que se encuentran repartidos por el resto del país.

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Desde que levantara el telón en 1996 de la mano del jeque Hamed bin Halifa al Thani, emir de Qatar, Al Yazira ha estado rodeada de polémica. Periódicamente, a la cadena le llueven acusaciones de parcialidad, procedentes tanto de dentro como de fuera del mundo árabe. Si en Occidente no gusta la complicidad de Al Yazira con los movimientos islamistas de la zona, en Oriente Próximo, la cadena se ha convertido en la bestia negra de Gobiernos como el de Túnez o el palestino. Este último fue precisamente objeto de la semana pasada de una potente campaña en su contra. Al Yazira consiguió los documentos secretos que detallaban las conversaciones entre los negociadores palestinos e israelíes. Con ellos montó una serie de informaciones, que en ocasiones parecían más bien un plan de acoso y derribo al Gobierno de la Autoridad Palestina.

Pero al margen de su más o menos controvertida línea editorial, lo cierto es que Al Yazira triunfa. En especial, durante la cobertura de acontecimientos como la guerra de Gaza o revueltas populares como las de Túnez y Egipto, en los que el sufrimiento de la calle árabe está a flor de piel y que conectan con el ADN batallador de la cadena.

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