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Decenas de miles de personas protestan en Berlín contra el retraso del "apagón nuclear"

Critican la decisión de Merkel de postergar el cierre de las plantas atómicas hasta 14 años

Imagen de la protesta en Berlín
Imagen de la protesta en BerlínREUTERS

Decenas de miles de personas han rodeado desde las 12 del mediodía el distrito gubernamental de Berlín para protestar contra la postergación del "apagón nuclear" en Alemania. La gran manifestación, que según los organizadores atrajo a 100.000 personas a la capital, inaugura el otoño caliente prometido por la Oposición en protesta por la política energética de Angela Merkel.

El pasado 5 de septiembre, Merkel anunció la decisión de aplazar el cierre de las centrales nucleares hasta 14 años según la fecha de construcción de cada una de las 17 centrales aún en funcionamiento. Con ello, la desconexión atómica se retrasa del 2022 previsto por la ley actual de hace ocho años hasta pasado 2040. El uso de la energía nuclear fue el punto más polémico de los programas electorales que dieron la victoria a los democristianos de Merkel (CDU) y a sus socios liberales del FDP.

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Cientos de banderas amarillas con el sol estampado y el lema "Nucleares no, gracias" han ondeado esta tarde por los aledaños del Reichstag y de la cancillería. Sonaban los viejos lemas antinucleares por todo el centro administrativo de la ciudad, estrechamente vigilado por la policía mientras los grandes altavoces portátiles emitían músca reggae, punk, rock y algo de folk. Entre los manifestantes, gente edades y procedencias muy dispares. Por ejemplo, escolares del barrio burgués y occidental de Wilmersdorf que cantaban el viejo estribillo de los Beastie Boys "debes luchar por tu derecho a la juerga". A su lado, un jubilado del Este llamado Günter criticaba "cómo Merkel nos ha vendido descaradamente a la gran industria".

Las muchas familias con niños a hombros, los innumerables globos de helio de Los Verdes y del socialdemócrata SPD, así como las caras comprensivas de los conductores importunados por la protesta han demostrado el espíritu un tanto dominguero del acto. Pero también podrían trasladarle a Merkel una seria advertencia: los que critican sus planes nucleares no son pocos, ni radicales, ni sectarios, ni de una determinada procedencia social. La gente que un sábado de lluvia se manifiesta en paz por Berlín es la misma que acude a las urnas los domingos de elecciones. El movimiento antinuclear aspira a repetir sus antiguos éxitos sobre esta base.

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