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La campaña Malaspina cumple con creces los objetivos de la primera mitad de la misión científica

En tres meses y medio el buque oceanográfico Hespérides ha recorrido 16.900 millas náuticas (más de 30.000 kilómetros) por el Atlántico, el Indico y el sur de Australia antes de cumplir el ecuador de la campaña Malaspina, en Sidney. Los objetivos se han cumplido con creces, obteniendo mas muestras de las inicialmente revistas, resumen los científicos, y sin ningún contratiempo notable. Pese a que el objetivo durante la navegación es obtener muestras y hacer mediciones de océano y atmósfera, y después llegarán los análisis y los resultados, han surgido sorpresas interesantes, señala la oceanógrafa Susana Agustí, como la presencia de microorganismos vegetales en profundidades de hasta 4.000 metros, donde la ausencia de luz lo debería impedir.

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El Hespéries ha iniciado la segunda parte de su viaje de cincunnavegación esta mañana al zarpar de Sidney con destino a Aukland (Nueva Zelanda). En sus bodegas, en sus tres unidades de frío y en contenedores especiales, se acumulan ya miles de muestras en cantidades superiores a los previsto, pese a que parte de las muestras se han enviado ya a España por avión desde Ciudad del Cabo.

Agustí, jefa científica del tramo de navegación entre Perth y Auckland, comenta que, además de la masiva recogida de muestras realizada, ya han surgido algunas sorpresas inesperadas, como la captura de microorganismos marinos vegetales a 4.000 metros de profundidad. "No debería haber fitoplancton ahí, no hay luz, luego no hay fotosíntesis, incluso en las aguas más transparentes del mar la luz no penetra más allá de 200 metros", explica esta investigadora del CSIC. "Ahora estamos diseñando experimentos para entender por qué y averiguar si ese fitoplancton está vivo o son restos sedimentados, si ha podido llegar por las corrientes o vive en esas aguas profundas... Hemos mirado algunas muestras con microscopio y morfológicamente los organismos están perfectos y en algún caso vivos".

Otra sorpresa ha sido encontrar determinados insectos que viven en la superficie del mar, "porque eran especies conocidas, del genéro Halobates, pero no se esperaba tal abundancia ni importancia en el océano abierto", explica Carlos Duarte, coordinador de Malaspina.

El buque Hespérides, que zarpó de Cádiz el pasado diciembre y ha recorrido ya el Atlantico y el Indico, ha rodeado Australia por el sur y ahora se encamina hacia la travesía del Pacífico, desde Aukland hasta Honolulu, antes de cruzar el canal de Panamá para recalar en Cartagena de Indias (Colombia) y cruzar el Atlantico una vez más para llegar a Cartagena el próximo 14 de julio. En total han navegado ya en la expedición Malaspina unos 120 científicos, que se van turnando en grupos de una treintena, mientras que las 56 personas de la dotación del Hespérides, de la Armada, cubren toda la circunnavegación.

En total serán 216 días de navegación por todos los océanos mundiales excepto el Ártico y el Antártico, eso sí, con un día repetido, el próximo 20 de abril, cuando el Hespérides cruce el meridiano 180. Al navegar hacia el Este vamos adelantándonos minuto a minutos, y el siete meses perdemos en total 24 horas, que son las que ajustaremos dentro de unos días", explica el comandante del Hespérides Juan Antonio Aguilar, capitán de Fragata de la Armada Española. Desde el inicio de la campaña, señala, se han hecho 78 estaciones de muestreo, de las 156 previstas, y tanto las operaciones científicas como la navegación han transcurrido sin incidentes dignos de mención.

"Las estaciones son muy complejas, y duran unas nueve horas", comenta Agustí. Se hace descender una roseta de muestreo hasta el fondo, unos 4.000 metros en muchos tramos, tomando datos de temperatura del agua se salinidad, se miden las corrientes y se toman muestras del agua en múltiples profundidades. Además, se utilizan cuatro tipos de redes (una de ellas diseñada para la campaña Malaspina y ya patentada para sacar muestras de plancton en profundidad) para capturas diversas. Las muestras se van almacenando en tres cámaras diferentes a temperaturas de 80 grados bajo cero 23 bajo cero y cuatro sobre cero. La mitad de ellas se conservarán sin tocarlas como legado Malaspina, para que las puedan analizar los científicos dentro de tres décadas. "Será una referencia muy útil para poder hacer comparaciones con la situación oceánica del pasado, algo que a nosotros nos gustaría tener ahora, muestras de 1980, por ejemplo", dice Agustí.

Además, diferentes sensores instalados en el Hespérides van tomando medidas continuas de salinidad y concentración de gases en el agua, así como filtros de aerosoles en la atmósfera. Los contaminantes presentes en el agua y el aire son otro gran capitulo del proyecto Malaspina, concebido para tomar el pulso al estado del océano mundial haciendo especial hincapié en las en gran medida desconocidas profundidades, resume duarte.

Si bien el grueso de la campaña tiene una orientación biológica, no se han descuidado los parámetros físicos del océano, en cuyo análisis juegan un papel preponderante las boyas. "Hemos soltado ya 18 boyas del sistema internacional Argo, que automáticamente van tomando datos de salinidad y temperatura hasta desde la superficie hasta 2.000 metros de profundidad", explica Eugenio Fraile, investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO). "Con estas boyas se toman datos esenciales para alimentar los modelos de clima". Además, desde el otro buque del Malaspina, el Sarmiento de Gamboa, se han soltado en el Atlántico 20 boyas de deriva de la NOAA estadounidense (Agencia Nacional de Atmósfera y Océano), para obtener las trayectorias de las corrientes superficiales, midiendo la velocidad y la temperatura, añade Fraile. Un tercer grupo de boyas son la del sistema SMOS de la Agencia Europea del Espacio (ESA), de las que el Hespérides ha lanzado ya cinco al agua y quedan pendientes otras nueve. "Todas las boyas que hemos soltado están funcionando y emitiendo perfectamente", comenta Fraile.

Susana Agustí, investigadora del CSIC y jefa científica del actual tramo de la campaña Malaspina
Susana Agustí, investigadora del CSIC y jefa científica del actual tramo de la campaña MalaspinaJOAN COSTA
Una larva (unos tres centímetros de longitud) de  cefalópodo capturado en la superficie del océano abierto.
Una larva (unos tres centímetros de longitud) de cefalópodo capturado en la superficie del océano abierto.MALASPINA

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