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La caída de un presidente por el 'caso Gürtel'

El PP abre la puerta a que Camps deje su escaño como diputado

Blasco dice que el expresidente debe decidir "en los próximos días"

Mantener al dimisionario presidente de la Generalitat Francisco Camps presente o ausente, según si decide asistir o no a los debates, parece una perspectiva incómoda para el PP en las Cortes Valencianas. Pese a que Francisco Camps, según todos los indicios, quiere conservar su condición de diputado tras su dimisión como jefe del Consell el pasado miércoles, el portavoz parlamentario popular, Rafael Blasco, abrió ayer la puerta a que abandone también su escaño. "Es una decisión personal", dijo Blasco, tras señalar: "Camps debe resolver su situación dentro del grupo parlamentario popular y esperamos que lo haga, en un sentido u otro, en los próximos días".

A la pregunta de qué funciones desempeñaría el expresidente, el portavoz popular, que no ha recibido indicación alguna desde el Palau de la Generalitat, se limitó a responder: "Las funciones que estimemos desde el grupo y que él esté dispuesto a asumir en su responsabilidad como diputado". Blasco puntualizó que "a todos los efectos él es diputado y sigue siendo presidente en funciones de la Generalitat".

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En efecto, Camps estará en funciones hasta el próximo jueves, cuando tome posesión del cargo Alberto Fabra. La fecha la decidió ayer la Junta de Portavoces de las Cortes tras las consultas de su presidente, Juan Cotino, con los síndics de los cuatro grupos parlamentarios. El calendario que inicialmente pretendía el PP, con el debate de investidura el lunes y la jura o promesa del presidente el miércoles, se vio ligeramente modificado porque la Coalició Compromís anunció que decidirá, en un Consell Polític que se celebrará mañana, si presenta o no candidato propio. Eso ha obligado a retrasar al martes, día 26, el pleno de investidura y al jueves, día 28, la toma de posesión. Compromís podrá, así, formalizar el lunes la presentación de un candidato que quedará inmediatamente descartado.

El mantenimiento del escaño tiene para Camps efectos judiciales, ya que su condición de aforado y la de Ricardo Costa hacen que el caso de los trajes, que lo ha llevado a la dimisión, se juzgue en el Tribunal Superior de Justicia, pero también implica efectos políticos para su grupo y para su sucesor.Tanto a los motivos judiciales como a los políticos se refería ayer el portavoz socialista, Jorge Alarte -cuyo grupo reclama que sean apartados los diputados implicados en casos de corrupción-, cuando señaló que, antes de pronunciarse sobre la continuidad de Camps, le gustaría que explicara "las razones para no renunciar al cargo". "Ayer intentó decir por qué se va de presidente, hoy debería explicar por qué se queda de diputado", dijo Alarte.

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La permanencia del expresidente como diputado, aunque su escaño quedara vacío en las sesiones parlamentarias, ofrecería a la oposición una referencia permanente para subrayar la continuidad de la etapa que se dispone a iniciar Alberto Fabra con la precedente y de los problemas de corrupción que han lastrado la política valenciana los últimos años.

Camps, además, en su resistencia numantina a asumir responsabilidades por los escándalos de corrupción, no dudó en atacar a la oposición poniendo en duda la legitimidad de sus portavoces. Así, en varios debates acusó al exportavoz socialista Ángel Luna de haber "usurpado el puesto" a Joan Ignasi Pla, que dimitió a finales de 2007. Según Camps, que afirmó que eso era un fraude a los electores, él era el único portavoz elegido directamente por los ciudadanos, ya que también Glòria Marcos fue apartada y dimitió más tarde. Como le replicó la diputada de Compromís Mònica Oltra, confundía la elección del presidente de la Generalitat, por toda la Cámara, con la de los síndics, que escogen sus respectivos grupos parlamentarios.

Ahora es el PP el que se ve en la tesitura de sustituir al candidato que presentó a las elecciones del 22 de mayo por otro diputado. Alberto Fabra llegará, así, a la presidencia de la Generalitat sin haber pasado por las urnas, como le ocurrió en 2005, cuando asumió la alcaldía de Castellón por primera vez tras la dimisión de José Luis Gimeno. Y eso ocurre con una legislatura prácticamente completa por delante.

El portavoz del PP, Rafael Blasco, negó que la condición de presidente sobrevenido sea un fraude al electorado o reste legitimidad a Alberto Fabra, cuya candidatura presentó ayer formalmente a la Mesa de las Cortes. "Todo se ha hecho dentro de la legalidad más escrupulosa", explicó. "Cualquier diputado puede ser presidente de la Generalitat. No hay fraude ni déficit de legitimidad".

"Ha sido una época muy convulsa y la verdad es que necesitamos normalizarla", dijo Alberto Fabra en declaraciones a Punto Radio, antes de "tender la mano" a todos los partidos "para volver a presentar una imagen de la Comunidad Valenciana fuerte y potente". Fabra reconoció haber hablado el miércoles con el líder de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, sobre la posibilidad de trabajar conjuntamente para restituir la imagen de confianza en la Comunidad Valenciana.

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