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Sanidad acumula 1.300 millones de facturas en el cajón desde 2009

Los pequeños proveedores se ahogan y se asocian para reclamar

Gerardo Camps, vicepresidente económico y consejero de Hacienda, presentó el viernes la liquidación del presupuesto de 2010 con un déficit de 379,9 millones de euros y aseguró que la Generalitat no tiene ningún problema de pagos a sus proveedores. Pero técnicos cualificados de la Consejería de Sanidad aseguran que durante los dos últimos ejercicios han dejado de contabilizarse -se han guardado en el cajón para no verlas- facturas que suman 1.300 millones de euros. Y pequeños proveedores de hospitales y centros de salud, que arrastran facturas pendientes desde el año 2008, se organizan con vistas a montar en breve una plataforma para reclamar los intereses de demora que nunca habían reclamado, hasta la fecha, por temor a "coacciones".

"Como no tienes quien te sirva, yo te lo vendo, pero si vale 100, a 300"
"Son empresas que generan beneficios, pero las estrangulan financieramente"
"Me dicen: 'Tenemos orden de aguantar hasta junio. Y luego, ya veremos"
"Solucionamos muchísimos problemas logísticos y de suministro"
"Explico: 'Tengo que cobrar mi margen'. Y la respuesta es: 'Pon lo que quieras"
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"Somos los olvidados absolutamente en la línea de pagos"
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Los acreedores de Camps dan la cara

Vicente Peiró, abogado de Valencia, actúa como portavoz de un grupo de proveedores de gasas, jeringuillas o material quirúrgico que desmienten rotundamente las palabras del vicepresidente económico. Son empresas pequeñas con años de vinculación al sistema sanitario público. Resuelven innumerables problemas logísticos y de suministro que nadie puede reclamar a los grandes proveedores. La mayoría están vinculadas a la Consejería de Sanidad a través de acuerdos marco, concursos de suministro. Pero no cobran.

La Generalitat dotó una línea para practicar el confirming, una fórmula de adelantar el cobro de las facturas a través de entidades financieras a cambio de un interés. Pero esas líneas se agotaron en octubre de 2009. Otra opción es el factoring, una fórmula para trasladar la titularidad de la factura al banco, pero las entidades financieras recortan las pólizas de riesgo de las empresas hasta que, efectivamente, logran cobrar las facturas. Y tardan tanto, que las facturas se amontonan, el crédito disponible se va mermando y las empresas se quedan sin fondos para maniobrar, se ahogan.

"Son empresas cuya gestión genera beneficios", explica Vicente Peiró, "pero la Generalitat las estrangula financieramente y no tienen liquidez, están abocadas al cierre"."Es muy crudo servir jeringuillas cuando sabes que no te van a pagar". El director financiero de una pequeña empresa valenciana proveedora de la Consejería de Sanidad desde hace dos décadas sintetiza el sentir de muchos otros que se encuentran en su mismo caso. Sanidad compra el 65% de la facturación de su empresa, pero no paga. "Los bancos me dicen: contigo, como empresa, no tengo ningún problema, pero con ellos sí, con la Generalitat, y no puedo asumir más facturas".

Vicente Peiró, abogado de Valencia, da la cara por una asociación que tiene previsto constituirse en breve para reclamar los pagos pendientes, pero todas las declaraciones son atribuibles a Peiró, un empresario y un director financiero. "Todavía tienen facturas por cobrar de 2008. Y son empresas cuya gestión genera beneficios, pero la Generalitat las estrangula financieramente y no tienen liquidez. Están abocadas al cierre".

No son grandes grupos farmacéuticos, son pequeñas empresas, valencianas, que venden a los hospitales gasas, vendas, jeringuillas, batas, gorros, instrumental quirúrgico, elementos de protección para radiología... Productos imprescindibles para el día a día de un hospital. Y llevan años haciéndolo. Tantos que se han convertido en una red logística imprescindible para mantener la máquina sanitaria a punto.

La mayoría están vinculados con la Consejería de Sanidad a través de acuerdos marco, convenios de suministro ganados en concurso público, con precios a la baja, por los que han tenido que depositar un aval. Nunca han reclamado intereses por retrasos en los pagos por temor "a coacciones". Pero la pelota del impago se está haciendo tan grande que los propios funcionarios se ven forzados a pervertir la cadena de suministro.

"Las empresas que pueden se están retirando de los acuerdos marco y solo aceptan pedidos directos. Como las empresas han caído y tú no tienes quién te sirva, yo te lo sirvo, pero si vale 100, te voy a cobrar 300, o 450. Si quieres que te lo sirva yo te voy a endiñar todo lo que pueda. Si no, no quiero que me lo pidas. Al contribuyente, un producto que vale 100, le está costando 450, más los intereses que le vas a reclamar. La pelota se dispara. Lo que vale 100 se pone en 600. ¿Qué tipo de gestión estás haciendo? ¿Cuándo vas a cambiar esta dinámica? Si pagaras bien, convocarías un concurso y lo que vale 100 lo comprarías por 80, pero, como no pagas, la bola se hace cada vez más grande y el presupuesto cada vez tiene más partidas para pagar deudas de años anteriores y menos para pagar tus gastos corrientes, que es lo que les pasa este año. Cada vez vas a soportar más de lo que estás dejando colgado y tendrás menos para el corriente".

Técnicos de la Consejería de Sanidad recuerdan que en 2004 se llegó con el BBVA a un acuerdo para liquidar facturas acumuladas en el cajón desde 2000, facturas que nunca fueron contabilizadas, por un importe total de 800 millones de euros. Los proveedores renunciaron a cobrar intereses de demora y liquidaron sus deudas.

El año 2005 se salvó con el presupuesto corriente. Pero a finales de 2008 se habían acumulado facturas en el cajón por 568 millones de euros. El BBVA se prestó a un segundo acuerdo para adelantar la factura y cobrarla a lo largo de los ocho años siguientes. El primer préstamo, con dos años de carencia, se paga a razón de 145 millones de euros al año. El segundo, con un año de carencia, cuesta 95 millones de euros anuales. En total, 240 millones de euros anuales.

El problema, según las mismas fuentes, es que en 2009 se dejaron de contabilizar facturas que sumaban 549 millones de euros. En 2010, se ocultaron en los cajones facturas por un total de 780 millones de euros. Y ¿este año? "Estimamos un agujero de unos 1.100 millones de euros". Y lo más grave es que ninguna entidad financiera parece interesada en digerir esa pelota.

Dadas las circunstancias, cuando el proveedor acude a los responsables de pagos de la Consejería de Sanidad, topa con un muro. "Me dicen que este año disponen del 30% del presupuesto que tenían el año pasado para pagar suministros. Me dicen: 'Tenemos orden de llegar hasta junio con ese presupuesto. Y luego, ya veremos".

A 2 de marzo, la caja, que se cerró el 23 de diciembre del año pasado, no se había abierto todavía. Cuando se abra, se pagará hasta donde se pueda. "Cuando se acaba el presupuesto, se acaba. A principio de año se hace un corte. Si te deben menos de cierto dinero, a lo mejor cobras. Si te deben más, es necesario dotar un presupuesto especial". Como se hizo en 2004 y en 2008.

En paralelo, las carencias de los hospitales empiezan a ser alarmantes. "La Fe usa unos reactivos necesarios para formulaciones propias en farmacia. Se los servía una empresa de Barcelona. Pero, como no cobra, ya no sirve más. De modo que los técnicos se ponen en contacto conmigo para ver si puedo resolver el problema. La firma de Barcelona no entiende que me meta yo por medio, pero les explico que llevo 20 años sirviendo a La Fe y aceptan. Agónicamente, La Fe me pide un número de envases. El proveedor nos sube el precio. Con la factura en la mano, les explico que les tengo que cargar más porque tengo que cobrar mi margen, y la respuesta es: 'Pon lo que quieras pero eso lo necesitamos".

"A modo de favor están acudiendo a empresas que tenemos años de relación para salvar necesidades que ellos no pueden resolver. Las pequeñas empresas estamos solucionando montones de problemas que las grandes multinacionales no les van a arreglar y, sin embargo, somos los olvidados absolutamente en la línea de pagos".

"Ahora ya no es un problema individual mío, o de éste o de aquél. Se trata de salvar a equis número de empresas de aquí, de la Comunidad Valenciana, que estamos solucionando muchísimos problemas logísticos y de suministro a los hospitales".

"Nos tienen ahogados. El problema es vital para nosotros y sobre el conjunto del presupuesto no es tanto dinero como para decir, no voy a solucionar esta papeleta que es necesaria para que continúen los hospitales funcionando sin problemas".

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