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La multinacional Monsanto prepara ensayos de maíz transgénico en Arteixo

División en la Xunta sobre los supuestos peligros ambientales de los experimentos

Sonia Vizoso

La multinacional de biotecnología Monsanto está a la espera de recibir el permiso del Ministerio de Medio Ambiente para iniciar este mismo año experimentos con maíz transgénico en tres fincas del ayuntamiento coruñés de Arteixo. La empresa pretende cultivar en 3.750 metros cuadrados variedades de esta planta que han sido sometidas a una manipulación genética para que sean resistentes al herbicida glifosato, a las plagas de taladros y a los ataques de ciertos gusanos. Se trata de los cereales NK-603; un híbrido del NK-603 y MON-810; y el MON-88017.

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El ministerio, que está pendiente de autorizar los ensayos, defiende la seguridad de estas prácticas frente a las críticas de ecologistas y sindicatos agrarios, que temen que los cereales manipulados puedan contaminar las huertas cercanas. Las plantaciones de Monsanto en Arteixo deberán guardar una distancia de 200 metros con respecto a otras parcelas con maíz tradicional y tienen que rodearse de "al menos cuatro líneas de siembra de maíz convencional que actúen como trampa de polen", explican fuentes del departamento de Cristina Narbona.

Los opositores a estos experimentos replican que estas medidas son ineficaces para frenar sus riesgos medioambientales. La separación de 200 metros con otras huertas es insuficiente, rebate el colectivo Amigos da Terra, porque estudios científicos "cifran la distancia de viaje de las esporas del polen en kilómetros, según las condiciones climatológicas".

Adega alerta de que las plantas transgénicas pueden convertirse "en invasoras, en malas hierbas de cultivos próximos" y que las toxinas que producen para resistir determinadas plagas "pueden afectar a otros insectos beneficiosos". Los ecologistas citan investigaciones estadounidenses que han demostrado que el maíz BT, resistente al taladro, provoca la muerte de mariposas monarca.

El ministerio y las empresas de biotecnología esgrimen que las medidas de seguridad y limpieza reducen al mínimo los riesgos ambientales de estos ensayos. Las cosechas experimentales, explica Medio Ambiente, son "destruidas in situ", la semilla se recoge y empaqueta "convenientemente", no se permite el cultivo de maíz durante un año, se controlan "los posibles rebrotes" y se realiza una "limpieza exhaustiva" de la maquinaria agrícola. Monsanto defiende que sus ensayos en Arteixo tienen un riesgo "insignificante" para el medio ambiente y la salud humana y animal.

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El año pasado sólo se plantaron transgénicos en ocho estados de la Unión Europea y el 70% de la superficie cultivada se concentró en España. De momento Galicia permanece al margen de esta fiebre por la comercialización de estos productos, aunque acoge experimentos autorizados por el Gobierno y la Xunta desde los años noventa. Los últimos los realizó el año pasado Monsanto en Val do Dubra.

La polémica de los cultivos modificados genéticamente divide al bipartito. La Consellería de Medio Rural rechaza que estos ensayos de las multinacionales se realicen en territorio gallego y tiene previsto declarar Galicia zona libre de esta clase de cultivos, una medida incluida en el borrador del Plan de Desenvolvento da Agricultura Ecolóxica (2007-2010). Sin embargo, este departamento, que dirige el nacionalista Alfredo Suárez Canal, se niega a aclarar si ha autorizado algún ensayo en los últimos tres años y evita explicar qué riesgos aprecia en estos experimentos.

"El oscurantismo en este tema es total", se queja Charo Sánchez Parga, del Sindicato Labrego Galego. Para saber si en su ayuntamiento se van a realizar ensayos con plantas transgénicas, vecinos, agricultores y gobiernos locales deben consultar permanentemente la página web del Ministerio de Medio Ambiente, el único lugar donde se informa de las autorizaciones que reciben las multinacionales de biotecnología, aunque en este registro virtual no consta la localización exacta de las fincas.

Campo de ensayo de maíz modificado genéticamente perteneciente al Instituto Nacional de Investigación Agraria en Aranjuez.
Campo de ensayo de maíz modificado genéticamente perteneciente al Instituto Nacional de Investigación Agraria en Aranjuez.MANUEL ESCALERA

Con el apoyo de Touriño

La parte socialista del Gobierno gallego discrepa de los reparos mostrados por sus socios nacionalistas sobre los experimentos con transgénicos.El presidente, Emilio Pérez Touriño, apoya que Galicia acoja estos ensayos. "Estamos hablando de proyectos impulsados por la UE, respaldados por el Gobierno español y con el aval de los organismos medioambientales de la Xunta", esgrime Touriño.Quince organizaciones ecologistas, culturales y agrarias acaban de crear la Plataforma Galega Antitransxénicos para exigir transparencia la Administración y para promover una Iniciativa Legislativa Popular en el Parlamento que prohíba en Galicia los ensayos y cultivos de productos modificados genéticamente.Asturias y País Vasco ya se han declarado zonas libres de transgénicos, siguiendo el ejemplo de otras 170 regiones y países europeos.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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