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Entrevista:ANXO QUINTANA | Candidato del BNG | La campaña Elecciones 1-M

"Para traer la democracia deben dejar de gobernar los cuatro de siempre"

Xosé Hermida

Una afonía le ha perseguido durante toda la campaña y la medicación le ha mermado las fuerzas. Antes y después la entrevista, Anxo Quintana está ensimismado, poco comunicativo, como reservando la voz para los mítines. Pero cuando entra en materia, su discurso no pierde energía. Quintana se ha erigido en esta campaña en el látigo de lo que llama "poderes en la sombra" y que prefiere no identificar porque, según dice, todo el mundo ya sabe a quién se está refiriendo.

Pregunta. Su campaña ha quedado marcada por el incidente de Oia. ¿Cómo pudo ocurrir?

Respuesta. Fui invitado a un acto convocado por unas asociaciones de mayores, en las que 600 personas estaban informadas de que yo iba a estar allí para hablar con ellas y otras 100 o menos, no lo estaban. Mal hecho, mal organizado. Siento si alguien se sintió incómodo con mi presencia. Las asociaciones ya se disculparon. Todo el mundo pagó su comida, no hubo dinero público, no hubo organización ni por parte de la Xunta ni del BNG y de unha palla non pode facerse un palleiro. Lo que en ningún caso hubo fue desvío de cientos de personas a un mitin del BNG. La gente fue a ese restaurante a comer y a hacer un programa lúdico y estaba prevista una intervención mía, de la que el 95% de la gente estaba informada y un 5%, no.

"No hubo dinero público ni el BNG organizó el acto con jubilados en Oia"
"Estoy orgulloso de haber acabado con el paternalismo del PP con los mayores"
"Como ya no nos pueden acusar de comunistas, hablan de neocaciquismo"
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"Siempre hemos estado en el mismo sitio. Somos una fuerza del pueblo"
"Queremos acabar con las ayudas que sirven para pagar información"
"No aspiro a que nadie se sienta antinada, ni siquiera antiespañol"
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P. Sus actos multitudinarios con jubilados y mujeres, organizados desde la Vicepresidencia, ya venían siendo muy polémicos

R. Por parte de algunos sectores progresistas existe cierto prejuicio sobre los mayores, la convicción de que son conservadores y por lo tanto todas las políticas que se hagan con ellos son conservadoras. Es un gran error. En estos tres años y medio hemos construido una red pública de atención a nuestros mayores y, le hemos conferido derechos como personas. Y además de eso, que celebren fiestas y se diviertan. Estamos muy orgullosos de haber acabado con las políticas paternalistas y de utilización de los mayores que hacía el PP

P. Episodios como éste o la polémica sobre los procesos de selección de personal en las galescolas o en el Consorcio de Servizos Sociais han creado la idea de un clientelismo del BNG.

R. El Consorcio ha servido para crear un sistema gallego de bienestar que en 2009 tendrá más de 1.600 profesionales. Todos adquirieron su plaza por concurso público, transparente, equitativo, legal y sometido a tribunales en los que participaron ayuntamientos de todos los signos políticos, con un proceso pactado con los sindicatos. Contrasta eso con el escaso eco que están teniendo las contrataciones irregulares del PP en la Diputación de Pontevedra.

P. Una de las grandes tradiciones del nacionalismo era la lucha contra el caciquismo.

R. Y lo hemos conseguido. Hemos puesto en marcha cambios transformadores que han levantado las críticas más ácidas de los poderes tradicionales. Ya lo esperaba, porque quería acabar con el caciquismo, pero, desde luego, no era tan ingenuo para pensar que iba a tener el aplauso de los caciques. Hay determinados poderes mediáticos y económicos a los que les gustaría, por ejemplo, que la explotación de energía eléctrica siguiera en manos de los de siempre. Ahora ya saben que no les vale la treta de calificar al BNG de comunista y de radical porque nadie lo cree. Es mucho mejor intentar desprestigiarnos hablando de neocaciquismo.

P. En la encuesta de este periódico, el 55% de los votantes del BNG aboga por un cambio político. ¿Cómo lo interpreta?

R. Yo estoy dentro de ese 55%. Es más, lo llevamos en nuestros carteles: Queremos máis. Hicimos cambios transformadores muy importantes, pero sabemos que queda mucho más por hacer. En 2005 no derrotamos a un gobierno, derrotamos a un régimen que creó una cultura política y una estructura que no se remueven en tres años y medio.

P. ¿No aprecia desencanto en su electorado?

R. No, lo que noto es ambición, ganas de más cambio y una creciente ilusión.

P. Pero usted ha insistido en pedir paciencia a la gente. Y será porque advierte impaciencia.

R. No, eso es por experiencia. Yo fui 10 años alcalde de Allariz y, al cabo de ese tiempo, todo el mundo reconocía el inmenso trabajo de transformación. Pero si lo preguntases a los dos años, seguro que se podría manifestar impaciencia. Los cambios de verdad se cimentan en un tiempo razonable. Pero no pido paciencia pasiva, sino exigente.

P. ¿Cómo es posible que el PP, sin apenas poder institucional y con graves problemas internos, esté aún en condiciones de lograr la mayoría absoluta?

R. La derecha española no gobernó Galicia 15 años, gobernó 50, toda la vida. Hay una estructura institucional y una cultura política difícil de remover. Pero yo devuelvo la pregunta por pasiva: ¿cómo es posible que en un país así, sin ningún poder financiero, ningún grupo empresarial o mediático detrás, haya una fuerza política capaz de abrirse paso y de condicionar una campaña? Aquí hay un país nuevo, que se está haciendo desde la base. La esperanza de Galicia es que exista el BNG.

P. ¿No les ha faltado más determinación para quebrar esa herencia?

R. Eso se lo preguntaría a algún poder mediático y económico que tiene la convicción de que las medidas en vivienda, energía y bienestar no son cambios, sino medidas revolucionarias. Y por eso las combaten con tanto ardor y saña. Es bueno que seamos exigentes, pero también que valoremos en su medida los cambios transformadores.

P. En un momento de la legislatura usted hizo discurso centrista y habló incluso de que el BNG tendría que plantearse alguna colaboración con el PP. Ahora vuelve al izquierdismo y hasta se compara con Allende.

R. Siempre hemos estado en el mismo sitio, ineludiblemente en el ámbito progresista. Somos una fuerza política del pueblo, que hace política para las mayorías sociales. Lo que pasa es que a mí me gustaría que este país tuviese normalidad democrática y no es normal democráticamente que una fuerza como el PP se niegue al acuerdo.

P. ¿Se da por aludido cuando Touriño se erige en garante contra la imposición lingüística?

R. No, porque no creo que haya ningún tipo de imposición y porque el único problema lingüístico es que tenemos un idioma propio minorizado. Y hay que poner en marcha los mecanismos para su normalización.

P. ¿En otro bipartito pedirían el área de política lingüística?

R. No quiero hacer quinielas con ese tipo de cuestiones. Pero en Galicia la gente mayoritariamente quiere que haya más cambio y más impulso a la normalización lingüística. Cuanta más fuerza tenga el BNG, más posibilidades de avance habrá.

P. ¿El BNG quiere imponer el gallego?

R. Galicia tiene un idioma propio, de todos los gallegos, de los que hablan en gallego y de los que hablan en castellano. Es un idioma en inferioridad, que las instituciones tienen el deber por ley, pactada por todos, de normalizar. Hay millares de personas que hablan en castellano -muchos de ellos amigos míos- pero que tienen un sentido positivo hacia el gallego. Hay que seducir y convencer a todos esos castellanohablantes de que se sumen a la labor normalizadora. Ahora hay una minoría que pretende sembrar la división, pero no lo van a conseguir.

P. De reeditarse el bipartito. ¿Cuáles serían sus prioridades?

R. Es el momento de apoyar la economía productiva. Hay sectores todavía susceptibles de crecer, como el naval, y tenemos que fortalecer el sector primario con la creación de un grupo lácteo. Y acompañar la política económica de instrumentos financieiros, como el Instituto de Crédito Oficial, para que la banca pública cubra el espacio que no está cubriendo la tradicional. También vamos a plantear el complemento autonómico para la prestación por desempleo.

P. Una de las primeras discrepancias podría ser una eventual Lei de Caixas. Usted quiere que la Xunta le marque directrices, algo que rechaza Touriño.

R. Ahora no es momento de que discutamos PSOE y BNG. A mí me parece prioritaria una buena una ley de coordinación de las cajas. El Gobierno tiene que cumplir su responsabilidad de marcar objetivos económicos, y las cajas tienen que acompañar financieramente los objetivos del Gobierno. Los ciudadanos decidirán qué parte de razón tiene cada uno.

P. Ha aludido varias veces a los poderes tradicionales y su resquemor con el BNG. ¿Ha visto en sus socios condescendencia con esos poderes?

R. Francamente, no me fijo en eso. Pero es una evidencia que en Galicia hay alguna gente, poca, pero rica, poderosa, que lleva muchos años acostumbrada a gobernar el país sin presentarse a las elecciones y que se jacta de que las decisiones importantes se tomaron, no en el Parlamento, ni en el Consello de la Xunta, sino en su despacho. Y seguro que aspiraban a que el BNG pasaría también por ese aro. Pero no vamos a pasar. En la democracia que yo quiero para mi país, deciden los ciudadanos y no cuatro señoritos. Esa es la aportación del BNG, y podrá salirnos cara, y hasta podremos ganar o perder, pero es la batalla que merece la pena. Los ciudadanos decidirán si debe seguir la política de siempre, gobernando desde la sombra o intentando gobernar los cuatro de siempre, o damos paso a la transición política y de verdad se instaura la democracia en Galicia.

P. ¿A qué poderes se refiere?

R. Todo el mundo puede identificarlos y sacar conclusiones.

P. ¿Regular las ayudas a la prensa es una prioridad?

R. Efectivamente. Queremos acabar con una relación entre el Gobierno y los medios privados basada en pagar información para establecer otra basada en la colaboración empresarial, como en cualquier otro sector.

P. ¿Debe cambiar la relación entre los socios del bipartito?

R. La relación es mucho más razonable, amistosa y eficaz de lo que muchas veces se presenta públicamente. Pero, desde luego, es mejorable, no en lo personal sino en lo institucional. En el futuro deberíamos corresponsabilizarnos mutuamente de algunas acciones transversales del Gobierno para dotarlo de mayor cohesión y corresponsabilidad. Nos faltaba cultura de coalición. A los partidos, a los medios de comunicación y a la ciudadanía.

P. En la encuesta de este periódico, el 65% de sus votantes se declara tan gallego como español.

R. A mí no me preocupa en absoluto que la gente manifieste ese sentimiento. Yo no aspiro a que nadie se sienta antinada, ni siquiera antiespañol. Lo que quiero es que la gente se sienta sobre todo y ante todo gallega, y eso existe en una inmensa mayoría en Galicia, que lo que quiere es que Galicia sea lo primero. Y para esa gente está una fuerza política propia como el BNG.

P. Pero usted no compartirá ese sentimiento.

R. No me siento en ningún caso lejano a esa manera de expresar el sentido de pertenencia que tienen los gallegos. Repito, no aspiro a que nadie se sienta antinada en este país.

El candidato del BNG, Anxo Quintana, durante la entrevista en un hotel de Lugo.
El candidato del BNG, Anxo Quintana, durante la entrevista en un hotel de Lugo.XURXO LOBATO

VIDA POLÍTICA

- 1972. Revueltas obreras en Vigo, primera sensibilidad política.

- 1975. Participa como invitado a la primera asamblea de AN-PG.

- 1977. Pronuncia su primer mitin, en Baños de Molgas, en representación de Comisións Labregas.

- 1982. Asamblea constituyente del BNG.

- 1983-89. Concejal en Allariz. Alcalde desde 1989 hasta 2000.

- 2000-05. Senador en representación de Galicia.

- 2005. Vicepresidente de la Xunta en el gobierno de coalición.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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