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Fertiberia evitará su cierre tras cesar sus vertidos

La compañía onubense importará ácido fosfórico de Marruecos

La empresa Fertiberia no se cierra. La dirección de la compañía de fertilizantes situada en el Polo Químico de Huelva ha encontrado la fórmula para evitar la paralización de la actividad industrial tras el auto de la Audiencia Nacional que obliga al cese de vertidos de fosfoyesos (residuo resultante de la producción de abonos) antes del 31 de diciembre. Para frenar el cerrojazo, la empresa firmó en octubre un acuerdo con la compañía estatal OCP de Marruecos con el fin de importar las cantidades de ácido fosfórico necesarias para continuar con la fabricación de abonos.

El primer barco llegará, según la empresa, a mediados de diciembre, ya que antes de fin de año se pretende disponer de la reserva necesaria para evitar un parón en la producción. El trato con Marruecos garantiza el empleo a 125 de los 350 trabajadores que forman parte de la plantilla de Fertiberia. Otros 14 operarios podrán quedarse de forma temporal. El resto, que en su mayoría operaban en las dos plantas de mayores dimensiones (donde se generaban los fosfoyesos), salen con prejubilaciones "no traumáticas", según el secretario general de FIA-UGT, Luciano Gómez, que agradeció a la compañía el haber escuchado las reclamaciones sindicales.

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Fertiberia, sostienen los sindicatos, podría abaratar aún más los costes desplazándose por completo a otros países como Turquía o el propio Marruecos. Por eso, los sindicatos valoran su afán de permanencia. Los beneficios para el empleo son mayores, añaden, si se tiene en cuenta que el cierre de Fertiberia heriría de muerte a otras industrias del Polo Químico como Atlantic Copper o Foret, que dependen de ella.

Los fosfoyesos dejarán, pues, de originarse en Huelva. Será Marruecos el que se encargue. Una solución que las asociaciones ecologistas critican duramente. "Contaminar el país de al lado en vez del nuestro", se indignan. El ácido fosfórico se obtiene al atacar la roca fosfórica con ácido sulfúrico. Como consecuencia del proceso, emana de la roca un polvo blanco, de aspecto inocuo, que la empresa considera un subproducto inofensivo y los ecologistas un residuo contaminante y radiactivo.

Las leyes en Marruecos permiten arrojar los fosfoyesos al mar, como se hacía en Huelva hace 20 años. La compañía estatal OCP de Marruecos, propiedad del rey alauí, trasladará a través del puerto de Casablanca las cantidades necesarias "para no paralizar la actividad industrial actual", aseguran desde la empresa, que no precisa las miles de toneladas a importar. Desde la compañía tampoco entran en temas delicados como el origen del fosfórico.

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Algunas ONG acusan a OCP de explotar terrenos del Sáhara Occidental. "Esto se escapa de nuestras competencias", contesta Fertiberia. Tampoco entra en cuestiones legales "propias de Marruecos", aunque reconoce que la legislación medioambiental marroquí es, cuanto menos, laxa. Fuentes del Gobierno han mostrado su preocupación por el asunto y han señalado que cualquier empresa española debería exigir garantías medioambientales a cualquier producto importado. Pero no hay una ley que obligue a las compañías.

La inversión en el reajuste por parte de Fertiberia será de unos 10 millones de euros, según los datos de FIA-UGT. La empresa, propiedad del Grupo Villar Mir, se instaló en Huelva en 1967. La dictadura de Franco le concedió dos permisos para ocupar 720 hectáreas en el margen derecho del río Tinto. Con el paso de los años, las balsas se extendieron hasta ocupar el terreno actual, unas 1.200 hectáreas, una superficie casi mayor que la ciudad de Huelva. Además, los fosfoyesos se encuentran a 500 metros de la ciudad.

En 2003, el Ministerio de Medio Ambiente avisó de que la concesión había finalizado. La empresa recurrió y siguió apilando fosfoyesos por encima de lo permitido (tres metros de altura), hasta alcanzar más de 20 metros. Ahora, tras un rosario de batallas judiciales, la Audiencia obliga a Fertiberia a paralizar los vertidos. La concesión caducó hace siete años.

La media de ingresos netos de Fertiberia es de 650 millones de euros anuales, una cifra en aumento por al auge del mercado de abonos. La demanda de los fertilizantes se ha disparado en los últimos años por el aumento de tierra cultivable en Europa y el reciente uso de cultivos como fuente de energía (biodiesel).

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