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Reportaje:

Un museo que es un yacimiento

El Arqueológico de Córdoba integra partes de tres periodos arquitectónicos

Pocas cosas más bonitas le pueden ocurrir al edificio que albergue un museo arqueológico que encontrar una de sus piezas más valiosas en todo su conjunto de cimientos. Es lo que ha ocurrido en Córdoba, con la ampliación de la sede que alberga la historia material de la milenaria ciudad. Se sabía que bajo el pavimento de la plaza de Jerónimo Páez, que recibe el nombre del palacio renacentista que acoge la antigua sede del Museo Arqueológico, se encontraban los restos del teatro romano, uno de los edificios clave de la completa oferta de espectáculos de la que se disfrutaba hace dos milenios. Pero las obras que requerían la intervención de un edificio de nueva planta, pegado a su antecesor, han destapado un tesoro histórico y arquitectónico que ha supuesto un verdadero reto para arqueólogos y arquitectos que han tenido que integrar semejante rompecabezas en un edificio.

La ministra de Cultura inaugura la ampliación del centro cordobés
El área expositiva cubre 837 metros cuadrados de una superficie de 3.800
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Córdoba guarda mejor su pasado

La ampliación del museo se inauguró ayer. La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, acompañada de su homólogo en la Junta, Paulino Plata, y del alcalde, Andrés Ocaña, visitaron la nueva sede diseñada por los arquitectos Pau Soler, Joaquín Lizasoain y Jesús María Susperregui, de la empresa Idom, adjudicataria del proyecto de diseño en 2000. Ese mismo año comenzaron los trabajos. Y como siempre ocurre en el casco viejo, cuando entraron las excavadoras, asomó en tromba la historia.

Aquello lentificó el desarrollo final. Fueron necesarios nuevos proyectos reformados a causa de las nuevas necesidades de cimentación que iban surgiendo. Finalmente, las obras se reiniciaron a finales de 2006 y terminaron en septiembre de 2008. Desde entonces, se ha trabajado en dotar al edificio de las condiciones necesarias para acoger los fondos. Los espacios expositivos cubren un área de 837 metros cuadrados, mientras que la superficie construida es de 3.800.

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Desde el Ministerio de Cultura se ha definido el edificio como una construcción de "líneas claras y equilibradas, basadas en el lenguaje de la arquitectura racionalista de principios del siglo XX". Un edificio donde prima la fachada blanca, pero también el cristal, que permite la entrada de luz natural a través de unos enormes ventanales. Y todo ello, sin restar visibilidad al palacio renacentista junto al que se levanta, la Casa de los Páez, cuya portada es uno de los hitos de la arquitectura cordobesa.

Una paseo por el museo es como un viaje literal al pasado. Y no solo por las piezas arqueológicas que se exponen en las vitrinas, sino porque, a medida que el visitante baja hacia los cimientos, retrocede en el tiempo. Desde la superficie contemporánea, a la fase decadente del siglo VI, cuando los cordobeses usaban el antiguo teatro como cantera; hasta los genuinos restos del siglo I, momento en el que la Colonia Patricia que era Córdoba, vivía su esplendor político y monumental. De esa fase se conserva, por ejemplo, una sección de la escalera que daba paso al graderío del teatro.

Los ecos romanos inundan todo el recinto. Pero sus salas están habitadas por las colecciones. Lo mejor de sus voluminosos fondos se muestra en una nueva exposición, bautizada como Córdoba, encuentro de culturas, y que se articula en tres bloques temáticos: Córdoba y su territorio, Córdoba, centro de poder territorial y Vivir en Córdoba. La muestra hace un recorrido de la ciudad y la provincia desde la prehistoria hasta la baja Edad Media.

La exhibición es de carácter temporal, mientras se desarrollan los trabajos de rehabilitación de la antigua sede del museo. "Es un proyecto en el que estamos trabajando ya, que queremos licitar este año", dijo ayer Gómez-Sinde. "Mientras tanto, estamos trabajando con la Junta en un proyecto para que los patios del palacio se puedan visitar porque su valor es muy importante. Queremos seguir trabajando y avanzando en la rehabilitación del museo pese a los recortes y dificultades presupuestarias", prosiguió. Sin contar con la inversión futura en la antigua sede del museo, el Ministerio de Cultura ha invertido en la ampliación inaugurada ayer 16 millones de euros.

El conjunto patrimonial que tutela el museo es enorme. Tan grande que la mayoría no se exhibe y permanece en un silo que alberga miles de piezas. En él se custodian cerca de 35.000 cajas de materiales arqueológicos y 15.000 piezas sueltas de gran formato (mosaicos y otros elementos arquitectónicos). Además, el museo cuenta con 6.000 piezas en fondos propios de reserva para una colección expuesta que suele ser de 1.500 piezas. Entre las más emblemáticas sobresale la Afrodita agachada, una colosal thoracata (torso imperial con armadura) o el ataifor califal de cerámica verde decorado con un caballo enjaezado.

La ministra de Cultura, en una de las salas del museo junto a Plata (izquierda) y Ocaña.
La ministra de Cultura, en una de las salas del museo junto a Plata (izquierda) y Ocaña.FRANCIS J. VARGAS

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