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Ni rastro de la droga de Jefatura y poco dinero

La cocaína y heroína robadas en Sevilla siguen desaparecidas tras 20 meses

Javier Martín-Arroyo

Un espectacular robo de 154 kilos de cocaína y heroína de los calabozos de la policía en Sevilla. Ejecutado de forma sutil, poco a poco, entre 2007 y 2008. Destapado en julio de 2008. Cuatro presuntos culpables detenidos, entre ellos un policía corrupto. Tres mandos policiales imputados por encubrimiento. Veinte meses de investigación. Pero ni rastro de la droga y sólo unos 700.000 euros intervenidos.

Ese pero carecería de relevancia si la droga robada no valiera 4,5 millones, a razón de unos 45.000 euros por kilo. Y su precio final en el mercado, tras la distribución y mezcla para reducir su pureza, superaría los 10 millones.

La droga robada del corazón de la Jefatura Superior de Policía en Sevilla se esfumó y los agentes de la unidad de Asuntos Internos apenas han podido localizar sus beneficios. La investigación del robo sigue abierta, pero los 154 kilos de cocaína y heroína fueron distribuidos por los traficantes y a los cuatro principales imputados sólo se les ha podido intervenir una parte muy reducida de sus inmensos beneficios: 420.000 euros que iban a ser invertidos en un fondo de inversión, una casa pagada con 240.000 euros en metálico y una embarcación valorada en 27.000 euros.

"No existen aún indicios de los traficantes a los que se vendió la droga"
Sólo se intervino una parte reducida de los inmensos beneficios ilícitos
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"No se ha completado la instrucción pues no existen aún indicios de quién o quiénes fueron los traficantes a los que se vendió la droga", reconoce la juez del caso, Ana Escribano, en un auto del pasado 21 de diciembre.

"Hay delincuentes torpes que al día siguiente del golpe se compran un mercedes y acumulan símbolos de riqueza. Pero hay otros prudentes que guardan el dinero hasta su jubilación, como parece el caso", aclaran fuentes de la investigación.

Tras investigar a todos los clanes que trafican en Sevilla con cocaína y heroína, los agentes no han podido establecer vínculos entre ellos y los dos principales autores del robo, el policía en excedencia Lars Sepúlveda y su amigo Manuel Alonso Núñez, alias Lolo. Este último junto a su pareja María Violeta Sánchez son "los coautores materiales de la fabricación de los paquetes que sirvieron para sustituir los paquetes de droga sustraídos", asegura la juez. Sin embargo, la magistrada matiza, en el auto que denegó la puesta en libertad de Sepúlveda, que si bien sus huellas dactilares y restos de ADN están sobre los paquetes, otro individuo que no ha sido identificado colaboró con la pareja para fabricar los paquetes.

Entre 2007 y 2008 los detenidos elaboraron los 170 paquetes con yeso y azúcar para hacerlos pasar por cocaína y heroína, pero su detención se retrasó hasta septiembre de 2009. Las dos parejas tuvieron tiempo de sobra para esconder y disimular sus ingentes beneficios.

Ese retraso se produjo a pesar de que ya en julio de 2008 la Udyco avisó de que un traficante había alertado del súbito giro en la actividad como traficante de Lolo. "Hasta entonces sólo había venido haciendo de intermediario en operaciones de tráfico, y en ese momento era uno de los mayores traficantes de Sevilla y sabía de su relación con el policía Lars Sepúlveda", señala la magistrada. Además, en mayo de 2008 un informe de la Guardia Civil comprobó que Sepúlveda estaba involucrado junto a Alonso en una operación de tráfico de drogas. Finalmente, hace un año dos narcotraficantes confesaron que Sepúlveda "les había propuesto cobertura en sus actividades de narcotráfico a cambio de dinero". La juez recuerda cómo "queda reflejada en el tráfico intenso de llamadas entre los tres imputados en estos años, llamadas que cesan en el momento en que salta a los medios de comunicación el robo de la droga".

¿Qué provocó el retraso de las detenciones durante 15 meses? Fuentes del caso recuerdan la complejidad de un caso protagonizado por un agente que sabía cómo no dejar rastros, pese a que su amigo cometió errores de libro. Asimismo, los agentes debieron comprobar el origen y destino de unos alijos de droga sustraídos años atrás, y en un terreno que no controlaban, ya que la unidad de Asuntos Internos provenía de Madrid y para conocer a los narcotraficantes locales son necesarios los confidentes.

Sepúlveda, Alonso y sus respectivas parejas están acusadas por seis de las siete operaciones. No hay huellas en las bolsas de cocaína de la Operación Maleta.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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