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Cataluña ha perdido 270.000 empleos de jóvenes en cuatro años

El paro juvenil entre los 16 y los 24 años duplica con creces el de los adultosUGT considera que el desempleo juvenil "aboca al país a no tener futuro"

Clara Blanchar

La crisis se ceba en los jóvenes. Fueron los primeros en quedarse sin trabajo, su tasa de desempleo dobla la de la población adulta y serán los últimos en salir del hoyo. Lo indican los estudios, lo explican los expertos y lo lidian sindicatos, asociaciones y Administración. Y no hablamos de jóvenes solos, sino también de familias con hijos pequeños e inmigrantes que no tienen ni subsidio ni el colchón de la familia. Algunos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA): desde 2007 Cataluña ha perdido 270.000 empleos que desempeñaban jóvenes; en el primer trimestre de este año, el paro entre las personas de entre 16 y 29 años era el 30,8% de la población. Si la franja se restringe a entre 16 y 24 años, el porcentaje (43,6%) duplica con creces el de la población adulta (19%).

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"La actual es una crisis de paro juvenil", afirma Pau Serracant, sociólogo especialista en juventud, que insiste en que la destrucción de puestos de trabajo ocupados por jóvenes ha sido mayor que la de empleos de adultos: del 61%, frente al 39%, cuando los menores de 30 años no llegan ni a la mitad del total de la población en edad de trabajar. Serracant demuestra también con cifras que la salida del agujero es más lenta para los de menor edad: en el último año, mientras que entre la población adulta ha crecido el empleo el 1,4%, entre los jóvenes se sigue destruyendo a un ritmo del 6,1%.

Fácil y barato

La precariedad es la madre de la situación actual, señala Serracant y corrobora el Observatorio Catalán de la Juventud de la Generalitat: el 38% de los jóvenes tienen contratos temporales -según la última EPA, 2,5 veces más que los adultos- y mayoritariamente con salarios inferiores a 1.000 euros (62%). Los jóvenes son, pues, el eslabón más fácil y barato de despedir. El profesor de Economía de ESADE Josep Manel Comajuncosa ve en la temporalidad la raíz del problema. "La dualidad de contratos temporales e indefinidos que se introdujo en la década de 1990, en un intento de crear ocupación, dos décadas después se ha revelado un error", dice el profesor, que alerta de que, más allá del paro, "supone la pérdida de la batalla del capital humano, porque la temporalidad desincentiva la formación y la fidelización de los trabajadores".

La radiografía de los jóvenes parados indica que el desempleo afecta más a los de menos edad y a los de formación inferior. La formación es clave, como lo demuestra que desde el comienzo de la crisis, en 2007, hay más chicos que chicas en paro. "Es histórico. Lo de que ellas estudian más y sacan mejores notas resulta que sirve", apunta Serracant. El sociólogo destaca también que el mercado laboral español ha provocado que se produzca la paradoja de que la mayoría de los jóvenes están demasiado o demasiado poco formados: "Por arriba, se produce un efecto huida de jóvenes que estudian mucho para evitar no tener empleo o tenerlo poco cualificado. En el extremo inferior, la época de bonanza provocó un efecto llamada de jóvenes que abandonaron los estudios para trabajar en puestos poco cualificados y en la economía sumergida".El drama de los jóvenes inmigrantes que durante años han trabajado en negro o el de los autóctonos que abandonaron los estudios porque había trabajo abundante lo conocen bien en Cáritas. "Cuando se habla de paro juvenil la gente ve a un joven estudiante solo, pero estamos hablando sobre todo de inmigrantes y mujeres o familias jóvenes con hijos", subraya la jefa de Programas y Servicios de la ONG católica, Mercè Darnell.

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Uno de los problemas más graves para este colectivo es el de vivienda: "Se emanciparon en el pico más alto de precios de alquiler e hipotecas y ahora no los pueden pagar". A esto se suma que muchos de los jóvenes que atiende Cáritas fueron de los primeros en quedarse en paro y han agotado ya las prestaciones.

El portavoz de Avalot-Joves UGT, Daniel García, considera el paro juvenil un "fracaso social que aboca al país a no tener futuro" y afirma que es necesario "un plan de rescate". García cree que el futuro depende de la formación, el cooperativismo y los emprendedores". Su homóloga en Acció Jove-CC OO, Tània Pérez, cuestiona la eficacia de la reforma laboral: "Las cifras no muestran un cambio de tendencia, sino lo contrario".

A todo esto la Generalitat hará de las políticas de empleo juvenil una de sus prioridades. Lo explica la secretaria de Ocupación y Relaciones Laborales, Esther Sánchez, quien, pese a los datos, advierte de que la tasa de paro juvenil en Cataluña no difiere mucho de la de otros puntos de Europa: "El problema es de volumen, aquí hay muchos más parados". Además, subraya, la mitad de los jóvenes parados catalanes tienen un perfil de "difícil ocupabilidad", por lo que el abordaje del problema requiere, sobre todo, formación.

De la generación de los ninis (ni estudian ni trabajan) se ha pasado a la generación pa qué: "¿pa qué vas a estudiar si es perder el tiempo porque tampoco hay curro?", "¿pá qué vas a currar por tan poca pasta y para que te echen a la primera?". Lo de la generación pa qué sale de los realistas y tronchantes diálogos de El Cabesa y El Culebra, los protagonistas de la película El mundo es nuestro.

Denominaciones aparte, un reciente estudio de Manpower sobre la respuesta de los jóvenes a la crisis revela que han reaccionado aumentando su formación y que el peso de los ninis ha caído. Entre 2007 y 2011, el porcentaje de jóvenes estudiantes ha pasado del 20% al 24%. Otro estudio sobre la inserción laboral de los licenciados catalanes revela también que, aunque el número de jóvenes con carrera que están en paro ha pasado del 3% en 2008 al 8% en la actualidad, la tasa de empleo de los jóvenes con estudios superiores se sitúa en el 90%.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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